“¿Por qué no te callas?”, le dijo el Rey Juan Carlos I a Hugo Chávez hace casi 13 años, en el marco de la XVII Cumbre Iberoamericana. Cinco palabras contundentes que convirtieron al monarca español en la sensación en internet.
Y desde esta H colaboración propongo que, en todas las salas de prensa y en las zonas mixtas de todos los estadios del planeta, se tenga a la mano esa grabación para que se utilice cuando alguien hable del arbitraje .
No importa si es futbolista, director técnico, masajista o el dueño del equipo, el tema “errores arbitrales” debería estar prohibido, porque los jueces a veces dan y a veces quitan.
Ah, por cierto: si se trata de miembros de alguno de los “grandes”, hasta debería ser causal de multa mencionar a los hombres de negro.
Cabe aclarar que, en lo personal, me interesa más saber por qué los tiranosaurios rex tenían esas manos cortas (tengo varias teorías, pero este no es lugar adecuado para desarrollarlas) que quién se va a coronar en la Liga de España.
Dicho eso, la polémica actual por las jugadas en el partido del Real Madrid es tan estéril como innecesaria. Hoy, desde Cataluña, se rasgan las vestiduras porque “le están ayudando” al Madrid.
Pero se les olvida aquella vez en Champions que el arbitraje los favoreció ante el Chelsea, en la edición 2008-09. Esta vez, el protagonista es el Real Madrid, pero podría ser cualquier club del mundo.
Desde un monstruo, como los Merengues, hasta el Chilaquiles Club de la Deportiva. La memoria de los inmiscuidos es muy corta o muy selectiva, porque —cuando el nazareno comete una equivocación que los beneficia, en cualquier parte del mundo— hay dos posibles respuestas:
“Hay que entender que los árbitros son humanos y que el error es parte del juego”.
“Me quedó muy lejos la jugada, pero hay que darle la derecha al árbitro, porque debe decidir en una fracción de segundo”. Pero no sea al revés, porque esa misma persona muestra los colmillos y destroza al réferi.
“Ese árbitro es una vergüenza”, suele ser lo más bonito que se dice tras un fallo que atenta contra los intereses propios.
¿Por qué no se callan todos? Porque no le hace bien al juego que constantemente se dude de la honorabilidad y honestidad de los involucrados.
Porque cansa que siempre sea culpa de alguien más y no se reconozcan las falencias propias. Porque qué fácil es acusar sin tener que comprobar, pero qué difícil es dejar de llorar. Adendum. Knut pregunta si es cierto que Pumas quiere tener equipo en la Liga de Expansión.
Le respondí que parece que sí. Puso cara de confusión, y resignado me dijo: “¿No están en crisis?”.
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