“El América lo echó a perder”. Esa lapidaria sentencia se utiliza, casi siempre, cuando un futbolista que brilló en otro club del futbol mexicano no logra replicar sus prestaciones en Coapa. Hoy, Diego Valdés es el objetivo de esas palabras. Pero habría que preguntarse si ese lugar común es cierto o si habría que cambiarlo por: “el América desnuda a ciertos futbolistas”.
Siempre he creído que es imposible que un equipo, simplemente por ser, provoque que un jugador empeore. Contrario a eso, considero que existen jugadores que no están capacitados para cargar con las responsabilidades que ciertas escuadras conllevan. La presión y las exigencias de los equipos grandes pueden ser demasiado. No creo que sea el caso del chileno Valdés.
De un tiempo para acá, estimo que la exposición que se tiene en un equipo como el América es la que encuera a ciertos futbolistas. La atención mediática y de los aficionados crece de manera exponencial. Muchos más ojos están al pendiente de cada movimiento que realiza el jugador y todo está bajo una lupa que, aunque parezca una locura, examina hasta cómo se rascan la nariz.
Valdés es un excelente mediocampista, pero es un jugador intermitente. Nunca fue el dueño de la escena de nuestra Liga, pero cada vez que tenía una actuación sobresaliente acaparaba elogios y todos le aplaudían. El tema es que nadie ponía atención al resto del tiempo, porque al jugar en Monarcas y Santos esos ratos con prestaciones de altos vuelos opacaban los instantes de poca relevancia en la cancha.
Ahora, que la irregularidad de Valdés fuera desconocida para la patria futbolera es entendible. Lo que es inexplicable, y tal vez imperdonable, es que la directiva del América no lo supiera. Eso que ahora se llama inteligencia deportiva (siempre existió, pero sin nombres rimbombantes), ¿para qué está si no es para saber esas cosas?
Porque la crisis del América no solo es responsabilidad de Solari y los jugadores, sino también de la directiva. No solo de Santiago Baños , por supuesto. Pero, hoy el dedo, irremediablemente, señala al encargado de la parte deportiva. Evidentemente, contratar a Valdés no fue un error. Todos los hubiéramos hecho, pero lo que parece que sí lo fue, es traerlo para que sea el patrón del equipo, cuando, quizás, como acompañamiento funcionaría mejor.
Lo anterior, los que estamos afuera, jamás lo podremos saber o asegurar. Pero los de adentro, con todas las herramientas que tienen, deberían estar más cerca de la certeza y, al menos hoy, parece que están con nosotros los de afuera en la misma vereda.
ADENDUM. “Mejor cruzazulearla que ir penúltimo por diferencia de goles”, eso me escribió Knut. Tiene razón.
@lopez_sordo