Mañana comienza una etapa que puede ser trascendental para la Selección Azteca (el partido contra Bolivia no cuenta), y es que el futuro de Jaime Lozano y del “proceso” están en juego.

Uruguay y Brasil son los siguientes rivales de México y, aunque sean amistosos, el tono del resto del verano se puede marcar desde esos instantes. Son rivales de fuste, con la calidad suficiente para dañar mucho al conjunto del Jimmy.

Charrúas y amazónicos viven momentos distintos. Marcelo Bielsa, en cinco minutos, potenció a la Celeste. Su escuadra juega bien y es candidata a ganar la Copa América.

Los brasileños deambulan en las eliminatorias rumbo a la Copa del Mundo 2026 (van sextos, aunque parezca mentira) y están en plena transición, pero no dejan de ser el Scratch du Oro y asirnos del ya gastado “México se crece ante los mejores” no parece suficiente.

Dos derrotas, evidentemente, no evitarán que Jaime Lozano dirija la Copa América.

Ni esta cúpula directiva de la Federación Mexicana de Futbol se atrevería a tanto. Pero a este equipo nacional no le sobra nada y, siendo absolutamente pesimista, dos duelos con marcadores muy adversos no parecen algo imposible.

Son amistosos, pensará alguien. Pero dos derrotas feas, de entrada, enrarecerán el entorno durante el único torneo oficial que México jugará antes del Mundial.

Ahora, el grupo en la Copa América no es sencillo.

Venezuela ya no es la de antes: Hoy, son cuarto lugar de la eliminatoria mundialista y le empataron a Brasil como visitantes.

Ecuador es un equipo muy complicado y que juega con el vértigo que suele dificultar a esta Selección Mexicana.

Finalmente, Jamaica ya le ha complicado la vida a estos muchachos, hasta en el Estadio Azteca.

Así que los de Lozano se van a tener que sacudir la flojerita y ponerse serios.

Es hora de que los seleccionados mexicanos entiendan la crisis de la que son parte.

Qatar, hasta ahora, parece ser el fondo, pero no olvidemos que siempre se puede bajar un poco más.

El tiempo está encima, de cara al próximo Mundial, y —para evitar un posible papelón— urge empezar a dar pasos hacia el frente.

Por ahora, ni para atrás ni para adelante. Todo sigue igual que hace año y medio.

¿Qué provocaría un verano desastroso? No necesariamente la salida de Lozano, y es que el “cambio generacional” podría ser su escudo (entrecomillado, porque en el 11 titular no habrá chavos, de mí se acuerdan), aunque un federativo acorralado siempre buscará echar al DT para evadir las críticas, y eso “mataría” al proceso.

En lo personal, creo que un posible despido de Lozano sólo enturbiaría más el camino a 2026, pero también estoy convencido de que un verano calamitoso será, obligatoriamente, el augurio de lo que está por venir.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.
Google News