La alineación presentada por André Jardine el domingo demuestra que, a diferencia de lo que sucedía en semestres pasados, a este América hoy no le sobra nada. El resultado ante los Pumas, y sobre todo el funcionamiento del equipo en el primer tiempo, deben servir como un llamado de atención para entender que los suplentes no están al parejo de los titulares (y eso que los estelares aún no alcanzan su máximo nivel).

El América está fuera de la zona de Play-In. El único equipo que, desde que volvió el sistema de repesca, clasificó directo en todos los torneos, está en riesgo de cortar esa racha.

Quedar fuera es casi imposible: De los siete partidos restantes, sólo el Monterrey y el Toluca son una amenaza para las Águilas. Jugar el Play-In parece lo más lógico, pero entrar directo tampoco es algo descabellado.

Hoy, algo tan claro como que la actualidad americanista sorprende, es que el Cruz Azul es el mejor equipo del país, por amplio margen. Y no por haberle remontado un 2-0 al Pachuca (que es un desastre), sino por la constancia en su bien jugar. Los celestes acumulan 25 de los 30 puntos que se han disputado y los han conseguido respetando su estilo de juego; por momentos, avasallando a sus rivales.

El ritmo al que juega el equipo de Martín Anselmi no es común en el futbol mexicano.

Es verdad que aún les falta enfrentar a los Tigres y a los Pumas. Pero al resto de los “contendientes” ya los enfrentó y salió bien librado. Y, encima, es un cuadro muy equilibrado. Los celestes son la mejor ofensiva, con 23 goles anotados, y la segunda mejor defensiva, con ocho recibidos.

Ya expuestas las realidades de ambos, la gran pregunta es: ¿qué tan relevante son a estas alturas del campeonato? No es un cuestionamiento fácil de responder.

Primero, porque está supeditado a la especulación. Y segundo, porque ningún antecedente puede demostrar fehacientemente si sí es o si no lo es.

El América podría aferrarse a los Tigres de Ricardo Ferretti, expertos como pocos en navegar con calma las primeras 10 u 11 jornadas, para cerrar con todo y conquistar el título. Pero esos mismos Tigres del Tuca tuvieron semestres en los que la estrategia no funcionó. Ambos casos son reales y pueden ser el destino azulcrema.

El Cruz Azul se podría reflejar en el América bicampeón, cuadro que dominó de cabo a rabo la fase regular y coronó su desempeño con dos trofeos.

La otra cara de la moneda, para no viajar tanto en el tiempo, es el América de Santiago Solari. Dueño absoluto de las 17 jornadas, pero que languideció en la fase final (cuando realmente importa). ¿Qué sucederá? Nadie lo sabe y, tal vez, ahí está lo atrayente de nuestra Liga.

Adendum. “Y seguimos sin caernos”, me dijo un Knut intoxicado de triunfo, el sábado.

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