La percepción —no siempre, pero sí muchas veces— es más importante que la realidad. Y a la Leagues Cup, por lo menos de México hasta Argentina, la perciben como un torneo que está arreglado para quese corone.

Por supuesto, yo no pienso que sea así. Pero, en estos días, todo está supeditado a las teorías de la conspiración y siempre será más fácil escudarse en estas que aceptar la realidad.

Lionel Messi está muy (pero en serio muy) por encima de su competencia. Por momentos, parece un adulto jugando contra niños. Por ende, no necesita que nadie le allane el camino para conquistar el trofeo menos relevante de toda su carrera. Ahora, es un hecho que ha recibido trato preferencial por parte de los árbitros. Contra Orlando, pudo haber sido expulsado, pero de eso a que le estén regalando algo, hay un abismo de diferencia.

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Por supuesto que a los organizadores del evento les conviene que Leo esté siempre en la cancha. Lo único que le podría conceder a los conspiranóicos es que los jerarcas del torneo les hayan solicitado a los árbitros que a Messi no lo expulsen.

De ser así, evidentemente, sería incorrecto. Pero totalmente alejado del supuesto “arreglo para que sea campeón”.

La realidad es que el arbitraje ha sido horroroso a lo largo de toda la copa.

La mano que no se marcó como penalti en favor del Monterrey, en el duelo contra Portland, es el ejemplo perfecto de la pobreza arbitral que vemos jornada a jornada. Y lo peor es que hay VAR, aunque la mayoría de las veces parecería que los encargados de observar los monitores están dormidos o viendo una película. Ese penalazo es uno de los tantos desastres arbitrales en la Leagues Cup.

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Si el duelo de octavos contra Dallas no es suficiente prueba de que no hay mano negra para llevar a Messi a la final (ni el mejor guionista de Hollywood habría imaginado que el Miami se hiciera el cuarto gol para que después Dallas se anotara), la verdad yo no sé qué pueda convencer a los que piensan que todo está armado para que Messi gane un torneo que a él no le significa absolutamente nada.

¿Cómo estará la cosa, que existen aquellos que consideran que el calendario y las llaves se hicieron para beneficiar a la Pulga?

Cuando este torneo se diseñó (con calendario y llaves incluidas) a Messi lo abucheaban en París y ni David Beckham soñaba con que el argentino se vestiría de rosa tan pronto.

Quizá, en lugar de abrazarse a teorías de la conspiración, deberíamos analizar por qué los equipos mexicanos fueron a pasearse a Estados Unidos, o de plano aceptar el verdadero nivel de este lado del mundo. Porque Messi, sin pretemporada, se está muriendo de la risa.

Pero bueno, eso implica pensar y reconocer nuestras miserias y eso... Eso sí que no.

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