Antes de que alguien se esponje, quiero dejar claro que no tengo nada personal en contra de Cristian Calderón y Alexis Vega. No los conozcos y no dudo que sean unos tipazos. Es más: en ambos casos, cuando ejercían de futbolistas, pedí (casi a gritos) que fueran llamados a la Selección Mexicana. De Vega, aunque hoy suene a locura, consideraba que debía de ser indiscutible en la Copa del Mundo de Qatar 2022. Aclarado esto, como diría Juan Ga, ¿qué necesidad?

Durante el último fin de semana del año pasado, se reveló la supuesta negociación entre el América y Calderón. De ser así, es inexplicable que el campeón actual cometa un error no forzado de ese tamaño. Es verdad que financieramente pueda parecer una decisión acertada. Calderón es jugador libre y llegaría gratis a los rumbos de Coapa. ¿Un jugador con ese potencial a costo cero? “Negocio redondo”, pensará algún despistado.

Pero la clave en esa interrogante es la palabra “potencial”. Y es que, en el papel, el Chicote Calderón es un futbolista con las condiciones suficientes para brillar en cualquier club. El problema es cuando dejamos el papel y vamos a la realidad. Su desempeño con Chivas, salvo un puñado de partidos, fue pobre. Y encima, fuera de la cancha su comportamiento nunca ha sido el ideal (por algo Chivas lo dejó libre). Lo barato le puede salir muy caro al América.

Lo antes dicho sobre Calderón, le queda como anillo al dedo a Vega. Con el agravante de que Alexis tiene el talento suficiente para ser uno de los cinco mejores de la Liga MX y pelear por la titularidad en la Selección Mexicana. Pero parece no interesarle. A principios del año pasado declaró que su entonces director técnico, Veljko Paunovic le enseñó a ser puntual (¿se tardó siete años en darse cuenta?). Y a mediados de 2023 aseguró que ya había dejado de tomar refrescos y comer pastelillos (y no, no es broma que dijo eso).

A todo eso hay que sumarle las ya conocidas indisciplinas.

Alexis Vega termina contrato en junio. Si las Chivas quieren perder menos, deberán venderlo en este mercado y, aunque parezca inexplicable, Alexis está en el radar del Cruz Azul. En este caso la pregunta del millón es: ¿Vega merece pasar a otro club grande? Uno pensaría que no, pero en nuestro futbol vale todo. Y otra gran pregunta es: ¿Cómo escarmentará Vega si su “castigo” es mantenerse en la élite?

Esas dos preguntas también sirven en el caso de Chicote Calderón. En un futbol más lógico, el siguiente paso para ambos debería ser bajar un par de escalones, agachar la cabeza y esforzarse por relanzar sus carreras con el objetivo de volver a clubes de élite y, quizás, pensar en la Selección Mexicana (máxime cuando hoy cualquiera que dé tres pases seguidos tiene chance). Pero en nuestro futbol la meritocracia sólo rige a los juveniles que buscan consolidarse en Primera División. Las estrellas de papel tienen su lugar garantizado y ahí está el detalle, como diría el popular Mario Moreno Cantinflas.

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