La comunicación política busca, por definición, mas que informar, influir en las interacciones sociales y en el ánimo de la sociedad en donde se desarrolla, la actividad periodística, por su parte, también busca ser persuasiva, pues busca conseguir un efecto en la audiencia que lo recibe. Ambas son sujetas a la interpretación y subjetivas, así pues cualquier político, periodista, columnista o editorialista no puede considerarse transmisor de la verdad, cuando mucho de “su versión de la verdad”. Debería quedar en las audiencias la decisión sobre el consumo de dicha comunicación, ya sea un meme, un artículo, un programa o un canal completo.
Lo acontecido la semana anterior respecto a @ChumelTorres y @CONAPRED es tan solo un reflejo más de lo complejo que resulta comunicar en la sociedad actual. En una lucha constante por mejorar el alcance y el posicionamiento, y en tanto creamos que no existe mala publicidad, “bien o mal pero lo importante es que hablen de uno” seguiremos viendo absurdos políticos como generar polémica para levantar los raitings, desplantes de los gobiernos autoritarios por imponer su agenda y su visión como la única posible. Mientras la polarización y la desinformación siga siendo la mejor arma para fijar agenda y desviar la atención de los temas sustantivos las granjas de cuentas falsas y los Trending Topics tan absurdos como los vimos en los últimos días seguirán creciendo en la red.
¿Cómo podemos dudar que las nuevas batallas políticas se librarán en el terreno digital después de ver lo acontecido con @RealDonaldTrump el fin de semana pasado en su evento de Tulsa? Apenas el viernes en una sesión de capacitación con consultores y políticos de toda Latinoamérica exponía la importancia que ha tomado TikTok en la campaña electoral digital, alguien me cuestionó diciendo que los políticos deben de alejarse de las plataformas que están creadas para el ridículo y que ese tipo de herramientas jamás llegarían a influir en el ánimo del elector. Lo acontecido en el país vecino vino a ilustrar la respuesta. La campaña del actual presidente de los Estados Unidos en busca de su reelección recibió mas de un millón de solicitudes de boletos para su evento en Tulsa, una ciudad de poco más de 400,000 habitantes en el estado de Oklahoma, alguna alarma debió de encenderse al pensar que mas de el doble de los residentes de la ciudad pretendían ingresar al evento. Mientras la campaña anunciaba alegremente que tendría un evento repleto y se preparaba para acomodar en gradas a quienes quedaran fuera del estadio, los problemas de ocupación finalmente fueron otros. Menos de 6,500 personas asistieron al evento y causaron la primera gran crisis para @Parscale, el consultor de la campaña de @RealDonaldTrump.
Mediante twitter pero especialmente en Tik Tok, fanáticos de la música Pop Coreana, denominada K-Pop comenzaron a distribuir las ligas de registro solicitando a la gente que se registrara pero sin la finalidad de asistir. En especifico una Tik Tokera @MaryJoLaupp, quien por cierto se denomina como “abuelita de TikTok” publicó un video recomendando a todos aquellos que quisieran ver el auditorio vacío reservaran un lugar y dejaran al presidente “solo en el escenario”. Para el domingo en la noche el video llevaba más de dos millones de reproducciones y 780,000 “me gusta”, https://www.tiktok.com/@maryjolaupp/video/6837311838640803078
Cientos de usuarios compartieron sus videos y fotos del registro, indicando que no asistirían.
La discusión en la campaña esta centrada en que narrativa hace mas daño, ¿que unos adolescentes, fanáticos de la música, y usuarios de una red social que recientemente ha recibido mucha atención fue capaz de descarrilar un evento o que las cosas marchan tan mal de manera sistémica en la campaña y el gobierno del presidente que no lograron reunir poco mas de 6,000 personas en un evento en el que reiteradamente presumieron que superarían el millón?.
Esta pregunta es válida también en nuestro país, ¿es la manipulación mediática y de los medios sociales quienes inciden en las aprobaciones y los ataques a nuestras autoridades o es la mala evaluación de su trabajo lo que provoca los ataques?, probablemente estemos asistiendo al nuevo dilema del “huevo y la gallina”.