El boliviano Evo Morales cumple este martes una semana en México, luego de aceptar el asilo político ofrecido por el gobierno federal, tras su renuncia a la presidencia de Bolivia, en medio de convulsiones sociales y políticas.

México ha sido un país con una amplia tradición de asilo político, que tiene más de siglo y medio de vida. Ha dado cobijo lo mismo a expresidentes –como en este caso– que, a artistas, activistas, líderes sociales y políticos. De tal modo que el asilo a Evo per se, tendría que estar fuera de cualquier discusión. O se podría zanjar fácilmente, con sólo hacer un check list de los personajes a los que nuestro país les ha brindado cobijo. Pero lo de Morales abre otras líneas de debate que convienen a la política oficial de la comunicación en los medios sociales digitales.

Veamos. De acuerdo con el análisis realizado en el Laboratorio de Redes, el 27% de la audiencia digital considera que México no debería proteger a dictadores como Evo Morales, mientras que el 23% no defiende propiamente el asilo al expresidente boliviano, sino que ataca a quienes critican la medida, tachándolos de conservadores. Es decir, la idea de mantener la división entre buenos y malos, creada, cobijada y replicada, queriendo y/o no, se mantiene y parece que no hay señales de que en breve se vaya a superar esta etapa de nuestra vida política-digital.

Casi un tercio de la conversación giró en torno a lo que representa económicamente el asilo a Morales. El 18% le pidieron al presidente Andrés Manuel López Obrador que no regale dinero a los extranjeros y que atienda las demandas de los mexicanos; mientras que el 11% criticó los lujos con los que el expresidente se encuentra en el país.

Sólo el 14% de los posts que generó este conflicto internacional con implicaciones nacionales, se dedicó a la controversia del golpe de Estado en Bolivia y en menor medida un 7% habló sobre la tradición mexicana de brindar asilo político. Es decir, los elementos inmediatos de la conversación se convirtieron en secundarios. Lo importante para quienes interactúan en los medios sociales digitales parecer seguir siendo la conveniencia de alentar la división y la violencia.

La conversación fue dominada por Facebook con 29% seguida con 24% por Instagram. Mientras que Twitter logró el 19% y YouTube el 15%. Los portales web lograron el 13%. La interacción se logró en Twitter en 25% y 24% en Instagram. YouTube tuvo el 21%, Facebook el 19% y los portales web el 11%.

Las etiquetas bajo las cuales se mantuvo la conversación fueron: #Evopresidentelegitimo, #MéxicoconEvo, #Evopresidentelegitimo, #GolpedeestadoenBolivia, Estado Mayor Presidencial, Bolivia, #Usosparaevoenméxico, Huésped Distinguido, Evo y Marcelo, #Evomicasaestucasa, #BienvenidoEvo, #Evoelmundoestacontigo, #FueraEvodeMéxico, #Evonoeresbienvenido. Podemos detectar que no son correspondientes con el humor social digital, analizados en los porcentajes antes descritos, pero se explica por el ciclo de vida de un hashtag. Un grupo lanza una etiqueta, la posiciona de manera no orgánica, los usuarios la ven como tendencia y se dedican a escribir bajo ella y, le logran dar vida de manera casi natural.

Evo Morales sigue librando desde México la batalla de su proyecto político personal, escribiendo en Twitter o dando entrevistas. Pero para México y quienes tienen el poder, también es un buen instrumento para no dejar que se extinga la llama de la división, de la diferencia, de los otros son los malos y nosotros los buenos. El problema será cuando se lleve a su cuasi inevitable estadio de todos son los malos y hay que perseguirlos.

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