Andrés Manuel López Obrador como jefe del Gobierno del desparecido Distrito Federal fue reconocido en 2004 como el segundo mejor alcalde del mundo, gracias a una votación por internet realizada por la organización City Mayors Foundation. De hecho, obtuvo el mismo número de sufragios, 5,500, que el primer lugar, sin embargo, los organizadores determinaron dar el triunfo a un alcalde de Albania, debido a que por él votaron personas de todas partes del mundo, mientras que por el mexicano sólo los de México votaron por él. Durante la reciente campaña presidencial mucho se ufanaban sus seguidores de esta distinción y la utilizaban para defender la capacidad del candidato de Morena y su trayectoria como gobernante. Inclusive los manuales de “Abre más los ojos” organización qué proveía de los elementos de comunicación a la red #AMLOVE establecía esta respuesta ante los ataques por haber sido un mal jefe de gobierno.

Obrador ha sido el presidente más votado de la historia en México. En las elecciones del verano del 2018 obtuvo la presidencia con un total de 30 millones 110 mil 327 votos. Un bono democrático que el gobernante de cualquier parte del mundo desearía tener.

Entonces, ¿cómo pasó de estar en los cuernos de la luna a ser votado como el peor presidente de América Latina? El tuitero Agustín Antonetti @agusantonetti un argentino con estudios en Relaciones Internacionales y con 60 mil seguidores, organizó un torneo, similar a los que han pululado en internet en el confinamiento, en el cual puso a competir a los presidentes latinoamericanos por el nada honroso puesto de ser designado el peor mandatario de la región. La votación que inició el 18 de abril concluyó 10 días después con la final entre el mexicano @LopezObrador y el venezolano @NicolasMaduro. El “triunfo” fue para nuestro mandatario con el 70% de los sufragios, de un total de 350 mil participantes, sesenta veces más de los que votaron en la encuesta de la City Mayors. ¿aceptarán ahora que una votación por internet no tiene validez alguna?.

Obrador no es el hijo del millonario que lapidó la herencia. Es un político forjado a fuego y hierro al que le costó que la gente creyera en él. Sufrió para quitarse la etiqueta del “peligro para México” y convencer a anteriores enemigos y volverlos aliados (algunos sólo lo hicieron por mero pragmatismo económico-político). Como diría el maestro @Trad cuando se le pregunta por el manejo de los tiempos de campaña del tabasqueño “Hizo política cuando los demás hacían comunicación y comunicación cuando sus contendientes se esforzaban en hacer política”

Su obstinación en su propio proyecto político que no admite virajes es lo que le está causando estas derrotas en el imaginario popular y, desafortunadamente, también en los indicadores económicos que no aceptan interpretaciones a conveniencia cuando se trata de agujerear el bolsillo de los ciudadanos de a pie.

En México el 26% de la audiencia lamenta las decisiones económicas que toma, porque todas van ancladas al petróleo justo en el peor momento de la historia para hacerlo. Junto con un 15% que ve en las rebajas de las calificaciones crediticias del país como una “mala noticia”. Aunque el resto se divide en decir que las calificadoras no tienen mayor relevancia o que los periodistas que difunden estas noticias sólo quieren afectar la imagen presidencial.

Ante este negro panorama, como ha ocurrido con el combate al coronavirus, la sociedad es la que se está organizando para tratar de salir adelante. Ya lo hicieron los empresarios al unirse y buscar en el extranjero los mecanismos para hacer frente a la gran crisis que se avecina, la peor en más de un siglo.

López Obrador sigue obstinado en ser un perfecto opositor, con un discurso que le llega a su base, a quienes lo han mantenido en sus corazones y preferencias electorales en las buenas y en las malas, los más necesitados, los olvidados, los pobres.

Sin embargo el López Obrador candidato 2018 entendió que debía acordar, negociar, hacer política, y todo esto le rindió frutos, el Lopez Obrador presidente abandonó esa línea, se enfrentó con los empresarios, con las feministas, con sus críticos, con las calificadoras y con los inversionistas, inclusive con los inversionistas internacionales. Expresiones como #NoMeGustaElModito deja poca posibilidad de conciliación, frases como #ComoAnilloAlDedo dan poco pie a defenderle como un presidente para todos.

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