El 11 de diciembre una estudiante de la Licenciatura de Derecho y Relaciones Internacionales del Instituto Tecnológico Autónomo (ITAM), se suicidó -de acuerdo con sus compañeros- debido a la “carga de trabajo por cierre de año”. La comunidad estudiantil se comenzó a movilizar en redes sociales para exigir a la institución acciones concretas en pro de la salud mental de los estudiantes.
El tema focalizado comenzó a generar en los medios sociales digitales, líneas de conversación que abandonaron de inmediato las cuestiones que pudieran parecer el tema central: el duelo de los padres y de los cercanos y, la responsabilidad o no de la Universidad, en temas que parecen caer en el lado de la vida privada.
Al analizar más de 200 mil comentarios vertidos en Facebook, Twitter, Instagram, YouTube, portales web de noticias y blogs, se detectó que el 38% se burla del reclamo de los estudiantes para que sea su universidad la que se haga cargo de sus terapias psicológicas; el 24% lamenta la situación, pero dice que la presión de un fin de semestre se da en todas las instituciones educativas; el 16% dijo que si las exigencias de evaluación en el ITAM les parecen demasiadas deben irse a otras universidades. El 12% se quejó de la falta de compromiso que tienen las nuevas generaciones de estudiantes con su proceso educativo; el 7% responsabilizó a los profesores por su falta de vocación para ejercer el oficio y el 3% responsabiliza a los padres por la presión que ejercen sobre sus hijos para obtener buenas notas.
Se detectaron las siguientes tendencias y hashtag respecto al tema: ITAM con 87 millones de alcance, #ITAMDateCuenta con 64 millones, #ITAM con 74 millones; Culpo al ITAM tuvo un alcance de 57 millones, #MartiresDeStarbucks 88 millones y #GeneracionDeCristal con 57 millones.
Por red social Facebook generó el 35% de la conversación y el 14% de las interacciones; Twitter tuvo el 17% de la conversación, pero el 32% de las interacciones; YouTube generó el 19% de las interacciones y el 21% de la conversación. Por su parte los portales web generaron el 18% de la conversación y el 21% de las interacciones; los blogs tuvieron el 6% de las interacciones y el 4% de la conversación. Finalmente, Instagram se quedó con el 8% de la interacción y el 5% de la conversación.
El humor social digital encontrado sobre el caso #ITAM, nos muestra una vez más que las reglas de la convivencia en este ecosistema privilegian el escarnio (memes y burlas es el contenido que más se comparte y que más interacciones generan), por sobre la oportunidad de generar una dialéctica que posibilite la construcción de una mejor ciudadanía -sino es que sociedad-.
Hablamos que un tema, el suicidio, que en los albores de la humanidad se presentaba como uno (sino es que el principal) de los debates filosóficos por excelencia, hoy se ha banalizado a tal grado que puede ser fácilmente marginado, para dar paso a confrontaciones sobre la debilidad de una generación o la fortaleza de otra. Tantos giros dio la conversación que los hashtag #MartiresDeStarbucks y #GeneracionDeCristal acabaron por definir, lo que para los medios sociales digitales era la verdad en cuestión.
El tema del suicidio juvenil en la red no es nuevo, y un consenso es que se requiere una atención rápida y empática. De hecho en psiquiatría se le denomina efecto Werther al al aumento del número de suicidios en determinadas zonas y que siguen a la aparición de noticias sobre suicidio en los medios de comunicación de esa misma zona. El nombre deriva de la novela del mismo nombre de Goethe en la que se relata el suicidio del personaje y que, en su época (1774), originó un aumento de la tasa de suicidios en los lectores. En twitter si uno busca la palabra “Suicide” (suicidio) la plataforma arroja un mensaje ofreciendo una línea de ayuda. La célebre serie “13 Reasons why” o “Trece razones por que” de Netflix al inicio de cada capítulo y en su página principal también ofrece contactos de ayuda. El suicidio se puede prevenir.
También resulta interesante que múltiples usuarios compartieran un artículo de Mayo de 2018 sobre la sentencia de la Suprema Corte de Massachusetts donde afirma que el Instituto Tecnológico de Massachusetts (M.I.T.) una de las universidades de mayor prestigio y considerada de excelencia académica y alta exigencia, no podía ser considerada responsable del suicidio de uno de sus alumnos sucedido en el 2009.
Tristemente ni siquiera pareció importar el dolor de la familia que perdió a Fernanda, en las circunstancias que hayan sido. La presunta empatía volvió a servir de pretexto para hacer valer creencias de un sector que para acallarse recibieron lo que pedían. No hubo y quizá no habrá, debates de fondo sobre el suicidio, la salud mental que tanto se usó como bandera, ni siquiera sobre los límites de la responsabilidad de la educación en temas que son de la esfera privada.