Eres un ser humano asqueroso, no eres dios.

—Una de sus víctimas

La iglesia Luz del Mundo es un portento religioso, financiero y político. Pero es también una organización criminal cuyo poder se sustenta en la ignorancia de anchas franjas del pueblo, ávidas de creer.

Cuenta la leyenda que una madrugada de 1925, estando en Monterrey, Eusebio Joaquín González recibió el encargo divino y, al propio tiempo, su nuevo nombre, en adelante se llamaría Aarón. A partir de entonces empezó su peregrinar hasta llegar a Jalisco, para asentarse en su capital, Guadalajara, donde instituyó —el 6 de abril de 1926— “la verdadera iglesia fundada por Jesucristo”; por esas fechas, se dice, empezó a realizar sus primeros milagros.

En pocos años, la secta Luz del Mundo creció y se consolidó. A la muerte de Aarón, en junio de 1964, heredó el liderazgo su hijo menor Samuel Joaquín Flores, “el patriarca Samuel”, quien, como su padre y después su hijo Naasón, fue un depredador sexual. A la muerte de Samuel, en diciembre de 2014, Naasón, su quinto hijo, asumió el mando. Para sus fieles, su palabra es la palabra de Dios.

Hoy la iglesia dice tener más de cinco millones de fieles en el mundo, un millón y medio en México y su poder traspasa los linderos de la secta. Candidatos a puestos de elección popular acudían a Naasón para obtener su apoyo: dos diputados de la bancada de Morena, Emmanuel Reyes Carmona y Hamlet García Almaguer, son miembros de esa iglesia.

Al cumplir 50 años, en un hecho que generó repudio en los sectores más conscientes, Naasón fue homenajeado en el Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México; antes había sido nombrado “hijo distinguidísimo de El Salvador” por el presidente Nayib Bukele, cuando era alcalde de la capital.

Como su padre y su abuelo, Naasón es un farsante que se presenta como “apóstol de Jesucristo”, un pederasta señalado por delitos que incluyen: violación, extorsión, lavado de dinero y posesión de pornografía infantil. Pero nada mueve la lealtad ciega de sus discípulos; nada aparta a sus seguidores de ese estafador, ni la manera ostentosa de vivir, ni su acumulación de coches de lujo, joyas y propiedades, ni siquiera la admisión de sus crímenes.

¿Cómo pueden charlatanes con un discurso tan elemental embaucar a millones de personas? Precisamente por la sencillez de sus mensajes, por su repetición, por su cercanía mientras sus fieles perciben a las otras creencias frías y distantes y porque la secta les da un sentido de pertenencia y les ofrecen la redención.

Tras la sentencia que lo condena a más de 16 años de prisión, la Iglesia Luz del Mundo difundió un comunicado en el que sostiene: “el apóstol de Jesucristo seguirá ministrando la Iglesia desde el lugar donde se encuentre”.

La justicia humana puede equivocarse, pero Dios nunca. Por eso Naasón, el elegido, seguirá siendo, aún en prisión, el líder religioso de esta iglesia. Así lo cree el pueblo bueno y sabio.

Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario
@alfonsozarate

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