En el municipio de Coalcomán, en Michoacán, sus autoridades encabezadas por Anavel Ávila Castrejón, de Movimiento Ciudadano, aprovechan el aniversario de la fundación del pueblo, para rendir un homenaje a Nemesio Oseguera, “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). El coronel Rolando Méndez Cruz, atestigua impávido el acto.
Los niños de Coalcomán —dice un letrero que decora la plaza principal y que lee el maestro de ceremonias— agradecemos al señor Nemesio Oseguera y a su hijo “El 2”, a su hijo “El 3” y al “Comandante Delta 1” por su noble gesto. Gracias por sus regalos.
El inaudito homenaje a nombre de los niños invisibiliza las atrocidades del CJNG: los extorsionados, los torturados, los decapitados, así como a los envenenados con su droga, pero nada de eso importa, lo único que cuenta son los juguetes y los dulces “que le llevan alegría a los niños”, sus futuros halcones, sicarios, clientes o víctimas.
Unos días antes, se escenificó en el pueblo una pelea de gallos mientras una banda interpretaba el narco-corrido “El del Palenque”, una celebración a Oseguera, “El señor de los gallos”.
Pero no mucho antes, el 21 de enero de 2023, mientras realizaba labores de reconocimiento, el convoy que encabezaba el coronel Héctor Miguel Vargas Carrillo, comandante del 25 batallón en Coalcomán, fue emboscado, el coronel perdió la vida. Cuando no han transcurrido ni siquiera dos años de ese crimen, la traición de las instituciones del Estado a los soldados que cumplían con su deber y el abandono de esa región a su suerte es ominoso, indignante. No solo no se puso en marcha como respuesta a la emboscada criminal, una operación de limpia, sino que se entregó la plaza. Y hoy se rinde culto público a criminales.
Lo que ocurre en ese municipio es apenas una muestra de la descomposición que experimenta buena parte del país. ¿Cómo diablos va a ser posible replegar a los grupos criminales que en los últimos años se metieron hasta el tuétano en regiones enteras, ante la rendición o la complicidad de las autoridades y la resignación, el miedo o la impotencia de la gente?
“Somos un país soberano, autónomo, independiente; no somos colonia de nadie”, pregonan y repiten desde el atril presidencial los mismos que han permitido que buena parte del territorio nacional quede en manos del crimen organizado.
Lo que debe perturbar no es la apología que hace la autoridad municipal de un delincuente, sino lo que subyace: la sumisión de ese gobierno y la claudicación de esa comunidad: que en Coalcomán el verdadero poder no reside en el ayuntamiento, mucho menos en el pueblo, sino en el jefe de plaza y, por encima de éste, en el jefe de jefes.
En Michoacán, denuncia “El padre Goyo”, Gregorio López, “tenemos un sicariato, todo el aparato del estado, desde el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla para abajo, está hincado ante la delincuencia”.
¿Quién manda en México? ¿Toda nuestra patria está en camino de convertirse en Coalcomán?
Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario. @alfonsozarate