Morena no es el partido en el poder, es el partido del poder y el poder reside en Palacio Nacional. Por eso, frente a las denuncias que señalan a Félix Salgado Macedonio como agresor sexual, a las que se agregan testimonios que lo exhiben haciendo desfiguros en plena calle por su estado de ebriedad, la defensa del presidente López Obrador ha sido clara: su expresión de “Ya Chole” y su llamado a dejar que el pueblo de Guerrero decida, paralizaron las denuncias de las feministas dentro de Morena. ¿Quién se atreve a disentir del Jefe Máximo?
Con frecuencia, ante los reclamos que surgen desde distintas trincheras por un presidente ajeno a las causas de las mujeres, las secretarias en el gabinete subrayan lo numérico: que nunca ha habido tantas mujeres en las más altas posiciones de gobierno, lo que es cierto, pero callan ante lo importante: que nunca han sido tan infecundas. Su silencio ante el caso de Salgado, solo un ejemplo, es vergonzoso.
Según los estudios de opinión, Guerrero parece predestinado para Morena, quienquiera que sea su candidato, gana. Entonces, disputar la candidatura es, realmente, disputar la gubernatura, y eso explica la guerra “de baja intensidad” que desató el otro aspirante, “superdelegado” y hermano de la “implacable” Irma Eréndira Sandoval, que buscaba descarrilar a Salgado con golpes bajos. Pero el Señor del Palacio lo descubrió y lo denunció. Ahora, Amílcar Sandoval ya anunció que se baja de la contienda, no buscará la candidatura, no se atrevería a intentarlo contra el ánimo presidencial.
El episodio exhibe muchas cosas. Por una parte, la precariedad de la clase política guerrerense, lo mismo de Morena que de las oposiciones. La caballada está flaca. Detrás del deterioro brutal que sufren los estados del sur, está la ineptitud y la corrupción de sus gobernantes.
Pero muestra mucho más. La mediocridad y la docilidad de las instancias de gobierno de Morena, empezando por su gerente general. Ayuno de autoridad y de astucia política, lejos de resolver, Mario Delgado enreda más las cosas.
La Comisión Nacional de Elecciones disfrazó su miedo a contradecir a su jefe real, al emitir una resolución cantinflesca y timorata que ordena la realización de una nueva encuesta en la que participará Salgado Macedonio. El propio Mario Delgado debió trasladarse hasta Acapulco para disuadirlo de participar en la contienda. Pero Félix no atenderá al suplicante segundón, a menos que el mensaje venga de más arriba.
Es posible imaginar el enojo en Palacio ante las torpezas de quienes encargó la administración del partido. Tiene cosas más importantes que atender y, sin embargo, debe distraerse con lo que ocurre en Guerrero.
Si Salgado se sale con la suya, Guerrero sufrirá en los próximos años un desgobierno que replicará el perfil caciquil de un Rubén Figueroa, al que se agregarán los escándalos de un sujeto disoluto, abusivo y juerguista. El pronóstico es inevitable, pero nadie se atrevió a advertírselo al Señor del Palacio. O si lo hizo, el presidente ni los ve ni los oye.
Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario.
@alfonsozarate