El análisis frío de las variables que inciden en el resultado electoral ubica a Morena como la fuerza política predominante, sin embargo, hay momentos en los que el partido hegemónico se inflige una autoderrota y hay condiciones que permiten vencer a quienes se sienten imbatibles.

Entre las circunstancias que llevarían al triunfo de la oposición en 2024 estaría el desgaste del gobierno, derivado de sus propios errores y limitaciones, y que los trastornos de López Obrador (su apartamiento de la realidad) se hicieran más evidentes.

Para la coalición opositora sería esencial definir con claridad el universo-objetivo, reconocer que difícilmente se podrán mover las lealtades del grueso de los beneficiarios de los programas sociales, y que habría que ubicar como objetivo a las clases medias. De igual manera, debe hacerse cargo de la construcción de una narrativa que muestre el extravío: que este gobierno fracasó porque se rodeó de sirvientes, nunca tuvo un proyecto para el siglo XXI, sino un montón de ideas trasnochadas y cuyos delirios de grandeza dejarán enormes daños al país y a los mexicanos.

Algo esencial sería acudir a las urnas. En las jornadas intermedias de 2021 la participación fue apenas un poco superior a la de siempre (52%), si se hubiera logrado una participación mayor se le habría arrebatado a Morena y a sus aliados la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y se habrían impedido reformas retorcidas. Son altísimos los riesgos de la apatía y del conformismo, nadie debe excusarse de acudir a las urnas.

Será también inexcusable disponer de suficientes recursos financieros para una campaña que se enfrentará a un adversario que intentará retener el poder por las buenas o las malas.

Deberá desplegarse una estrategia electoral notable que reconozca que una gran parte de la disputa se trasladará a las redes sociales. La narrativa deberá delinear un nuevo proyecto de país, expresar el repudio hacia los malos gobiernos que pavimentaron el acceso al poder de López Obrador y aclarar que no se aspira al regreso de políticas que beneficiaron a grupúsculos y lastraron el desarrollo del país.

Habría que decirle “no” a un país de reprobados y mediocres y decirle “sí” a mexicanos que reconozcan la dignidad del trabajo, que se esfuercen por construir familias solidarias, a las que no les da vergüenza aspirar a vivir mejor, y gritar que el México que queremos es un país que combata la pobreza y la desigualdad, pero no con asistencialismo, sino con educación y salud de calidad, con seguridad pública y obras de infraestructura, con empleos bien remunerados. Un México mejor para nuestros hijos, es posible, un México para todos.

Una condición inescapable para construir la alternancia es postular como candidato a la Presidencia de la República a un mexicano de trayectoria incuestionable, con visión de Estado y compromiso democrático. Ese candidato es José Woldenberg, un académico en plena madurez intelectual que, como presidente del IFE, cumplió con eficacia y que a lo largo de más de 40 años ha defendido las mejores causas desde la trinchera social. Los partidos de oposición no tienen derecho a equivocarse. Es él. #EsWoldenberg.

Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario. @alfonsozarate

 

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