Lo que está en curso es la construcción, por la vía constitucional (no de facto), de un régimen autoritario y la mente maestra de este proyecto ha sido Andrés Manuel López Obrador. A lo largo de los últimos seis años, fue moviendo las piezas que hoy tienen a México en la antesala de un autogolpe de Estado.

El rompecabezas se compone por muchos fragmentos, pero bastan algunos para prefigurar a dónde se dirige.

Una pieza central de este Plan Maestro ha sido la construcción de una base social con una lealtad a toda prueba. Para ello ha desplegado una narrativa que remueve el odio, el rencor y el ánimo de venganza que anida en anchas franjas de la sociedad, y ha adoptado medidas justicieras que durante mucho tiempo se le habían regateado a los trabajadores y a la gente común (aumento sustancial a los salarios mínimos, becas, pensiones, apoyos).

Una segunda pieza lo llevó a vulnerar, colonizar o desaparecer las instituciones que se crearon en las últimas décadas como contrapesos a un presidencialismo exacerbado.

La tercera pieza —la más devastadora en términos democráticos— es la captura del Poder Judicial. Para doblar a los ministros de la Suprema Corte empezó por desacreditar a sus integrantes, el golpeteo ha sido inclemente. Lo primero que hizo fue darle un apretón al ministro Eduardo Medina Mora que renunció a su puesto, fue reemplazado por la ministra Yasmín Esquivel.

A López Obrador le correspondió proponer a tres ministros en reemplazo de los que se jubilaron: propuso a Juan Luis González Alcántara, Margarita Ríos-Farjat y a Loretta Ortiz. González Alcántara y Ríos-Farjat no aceptaron convertirse en instrumentos del presidente, de manera que se frustró ese intento de controlar a la Corte. Después, y ante el rechazo a las ternas que presentó al Senado, escogió a Lenia Batres, finísima persona que anticipa el perfil que tendrán, una vez aprobada la reforma judicial, los próximos juzgadores.

Cuarta pieza: las fuerzas armadas. Contrariando su promesa de regresarlas a los cuarteles en seis meses, convirtió a las fuerzas armadas en su instrumento de gobierno favorito. Compró a sus mandos entregándoles poder y negocios, como no había ocurrido en un siglo.

Quinta pieza: doblegar a los medios de comunicación. Los periodistas críticos y los organismos de la sociedad civil que luchan contra la corrupción han sido objeto de ataques infames y los medios han sido castigados eliminando o reduciendo las pautas publicitarias del gobierno.

Sexta pieza: se constituyó un acuerdo implícito con las principales bandas del crimen organizado que incluyó la decisión de no enfrentarlas. En las elecciones de 2021 el Cártel de Sinaloa operó a favor de Morena en la franja del Pacífico.

Séptima pieza: las reformas a la ley de Amparo, a la Ley de Amnistía y la reforma electoral que eliminaría a los plurinominales.

Todas las piezas confluyen en una síntesis: estamos ante la inminencia de un autogolpe de Estado. ¿Qué va a hacer una clase política mediocre y revanchista con tanto poder? Lo que le venga en gana. Tenemos que prepararnos para lo peor.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.
Google News

TEMAS RELACIONADOS