La diplomacia es el arte de mandar a la gente al infierno de tal manera que hasta pidan la dirección.

-Winston Churchill.

Frente al pronunciamiento del Parlamento Europeo que condena el acoso, las amenazas y los asesinatos de periodistas en México (el país más peligroso para ejercer el periodismo, sólo superado por aquellos que están en situación de guerra), los homicidios de defensores de derechos humanos y del medio ambiente y los niveles inauditos de impunidad, la respuesta de la Presidencia de la República fue lastimosa. No hay precedentes de un comunicado del gobierno mexicano con ese tono majadero, pendenciero y con ese contenido.

Se trata de una respuesta que refleja furia, frustración y un ánimo de escalar las tensiones con Europa. López Obrador acusa a los diputados europeos de sumarse a “la estrategia reaccionaria y golpista de quienes se oponen a la Cuarta Transformación”. Una conspiración global contra su gobierno.

Por otra parte, muestra el desinterés en las relaciones con la Unión Europea, en el comercio y en las inversiones. Pero también confirma el alejamiento de López Obrador respecto de la realidad. Un presidente que en medio del estancamiento económico, el incremento en la pobreza y el desbordamiento criminal repite que “México vive un momento estelar de su historia” y se equipara con los grandes héroes de la patria (Hidalgo, Juárez, Madero), confirma el trastorno que lo aqueja, la megalomanía. Y hay que advertir el riesgo de un país gobernado por un hombre con enormes poderes, escasos contrapesos y un delirio de grandeza que le impide escuchar otras voces.

Marcelo Ebrard, el eficaz apagafuegos y “secretario multiusos”, es nulificado. Que nadie tenga dudas —parece decir el presidente— de que la política exterior se maneja en Palacio Nacional. Y el canciller piensa que su aspiración a la candidatura presidencial le exige tolerar el ninguneo, doblarse hasta la ignominia. Un costo muy alto en espera de lo que no ocurrirá: que el Gran Dedo del Señor lo señale.

México aparece ante los ojos del mundo, cada vez más, como un gobierno impredecible, capaz de cambiar las reglas del juego a capricho, en el que no se puede confiar porque el presidente convierte ocurrencias en decisiones de política pública, como ha convertido su dicho de “abrazos, no balazos” en guía para una estrategia en materia de seguridad que dejará un país herido, con las fuerzas gubernamentales humilladas y con los criminales engreídos.

Posdata

No podría ignorarse que entre los impulsores de la resolución del Parlamento Europeo está el diputado español de origen venezolano Leopoldo López Gil, miembro del Partido Popular Europeo (demócrata-cristiano) y padre de Leopoldo López, opositor a Nicolás Maduro. Quizás las constantes agresiones de López Obrador a España y a su gobierno y el coqueteo con Maduro tengan algo que ver con este pronunciamiento del Parlamento Europeo que contó con 607 votos a favor, 73 abstenciones y solo dos en contra.

Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario.
@alfonsozarate