Las alcaldías de la Ciudad de México —particularmente Cuauhtémoc, que comprende el Centro Histórico— constituyen una fuente casi inagotable de recursos ilegales. No hay necesidad de meterle mano al presupuesto, torrentes de dinero ilícito llegan hasta la oficina del alcalde.

Para un alcalde corrupto, la Dirección Jurídica y de Gobierno es clave, por eso suele designar en esa área a su hombre de mayor confianza y aquí es relevante recordar que la madrugada del 16 de septiembre de 2016 fue detenido en un retén Pedro Pablo de Antuñano, quien ocultaba en una caja de cartón 600 mil pesos en efectivo cuyo origen no pudo explicar, era el director jurídico de la entonces Delegación Cuauhtémoc que encabezaba Ricardo Monreal Ávila. ¿Era la colecta de una semana o de cuántos días? Los argumentos del funcionario delegacional para su defensa fueron pueriles, pero en un sistema de procuración de justicia pervertido, no necesitó más para salir bien librado.

Para la familia Monreal, la postulación de Catalina, hija del jefe de la familia, era un primer paso para recuperar el control de la alcaldía, pero la elección implicaba un reto mayor, por eso necesitaron hacer uso de las peores artes para desbarrancar a su opositora, la candidata de la coalición PAN-PRI-PRD Alessandra Rojo de la Vega: un atentado, el recuento de actas y el fallo inaudito del Tribunal Electoral de la Ciudad de México que revoca su triunfo.

Los Monreal se han apropiado de espacios sustantivos de Zacatecas. David, es el gobernador del estado, Saúl gobernó Fresnillo (ahora es senador) y Ricardo es el coordinador del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados. En su nueva posición ha abandonado su sonsonete de cura de pueblo para instalarse en su condición de agitador de plazuela: “No podemos someternos a la tiranía de la toga y el birrete”, ha dicho.

En octubre de 2020, elementos de la Secretaría de la Defensa y de la entonces PGR aseguraron más de 14 toneladas de marihuana en la planta deshidratadora de chiles San Felipe, propiedad de María de Jesús Monreal Pérez, la otra hija de Ricardo y de los hermanos Cándido y David Monreal Ávila. La droga fue “sembrada”, argumentó David.

El patrimonio de los Monreal es cuantioso, el 23 de junio de 2015, EL UNIVERSAL publicó: “La familia Monreal Ávila mantiene el control de mil 400 hectáreas de tierra de labor, de cuatro ranchos agrícolas, de plantas agroindustriales, gasolineras y fincas residenciales”. En el mismo reportaje se establecía que Edna Catalina poseía tres predios de 52 hectáreas en Puebla del Palmar y una residencia en Conde de Santiago de la Laguna. Una familia del bienestar.

Por elemental, congruencia, la resolución de la sala superior del Tribunal Electoral de la Federación deberá revocar la sentencia del tribunal local, pero más allá de lo que resuelva la justicia federal, lo que desde ya es irrevocable es el fallo ciudadano: los Monreal están moralmente derrotados.

Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario.

@alfonsozarate


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