Dos hechos marcaron al país durante este año funesto: la pandemia que ha dejado en la ruina y enlutado a tantas familias y la presencia apabullante del presidente de la República.

En 2020 avanzó el proceso para concentrar el poder en un solo hombre, lo que requirió intimidar, secuestrar o capturar a los otros poderes y a los órganos autónomos.

Continuaron los reacomodos en el equipo presidencial con un sello: la salida de los moderados. Si en el 2019 renunciaron Carlos Urzúa y Germán Martínez, ahora fueron Javier Jiménez Espriú, Alfonso Romo, Graciela Márquez y Esteban Moctezuma y se incorporaron al gabinete Tatiana Clouthier a Economía y la maestra Delfina Gómez como titular de la SEP.

Fue un año de abandono y maltrato a los empresarios, sobre todo los micro y pequeños. El presidente rechazó las propuestas de un gran acuerdo nacional para enfrentar la pandemia y se negó a implantar medidas que aliviaran las penurias de quienes trabajan en la informalidad.

En materia de seguridad pública avanzó la mancha delincuencial. Este fue el año con el mayor número de homicidios culposos, mientras persiste la presencia ominosa de extorsiones, secuestros y otros delitos graves. El crimen lanza sus desafíos y nada mueve la certeza del presidente en su estrategia de “abrazos, no balazos”.

Se descubrieron nuevos casos de corrupción y tráfico de influencias de personas muy cercanas al presidente: lo mismo los negocios del hijo de Bartlett, que las “aportaciones” ilegales a Pío o los contratos en Pemex a Felipa Obrador.

En este año, Estados Unidos devolvió a México sin cargos al general Salvador Cienfuegos y se afirmó el protagonismo de las Fuerzas Armadas. El presidente les ha asignado tareas que van desde la seguridad pública y la administración de aduanas y aeropuertos, pasando por la construcción de aeropuertos, tramos del tren Maya y sucursales del banco de bienestar. En ningún momento de la historia de México los militares tuvieron tantas asignaciones distantes a su razón de ser.

En un gabinete desdibujado y descolorido, solamente sobresale el canciller Marcelo Ebrard, que atiende todas las emergencias y lo hace con eficacia.

También nació la Alianza Federalista y se definieron los bandos para el 6 de junio. El PAN, el PRI y el PRD concretaron su coalición, Va por México, que enfrentará la de Morena, el Verde y el PT: Juntos hacemos historia.

Emilio Lozoya regresó a México, a cambio de sus denuncias recibe privilegios inaceptables. Odebrecht, la Estafa Maestra y todos los caminos conducen a Luis Videgaray y Enrique Peña Nieto.

Pero ha sido también, y esto es alentador, un año en que la vacuna contra el Covid —creada en tiempo récord— ofrece esperanza para millones de personas y para las economías en el mundo, un año en el que los más importantes medios de comunicación no se han doblado y han mantenido una postura crítica respecto de los errores, los excesos y la corrupción de la Cuarta Transformación.

Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario.
@alfonsozarate