En los gobiernos democráticos las elecciones por las candidaturas políticas están cada vez más polarizadas al presentarse como una lucha de ideologías. Por ejemplo, las recientes elecciones presidenciales en Colombia mostraron que el candidato de la izquierda, Gustavo Petro, ganó en buena medida por sus propuestas reformistas. Sin embargo, la diferencia para su victoria fue mínima: tan solo 3 puntos porcentuales respecto de su contendiente, el empresario millonario Rodolfo Hernández, quien es identificado como un personaje populista y quien sumó apoyos con la bandera de combatir la corrupción, a pesar de que se le abrió un proceso cuando fue alcalde de Bucaramanga, porque otorgó la concesión para recolectar basura a la empresa Vitalogic, en la que su hijo tenía intereses.  

El caso francés también es paradigmático. Como sabemos, el pasado fin de semana Francia celebró elecciones legislativas. A diferencia de años previos, en esta ocasión el presidente Emmanuel Macron no tendrá mayoría absoluta de diputados, pues su coalición consiguió 244 escaños de los 577 que integran la Asamblea Nacional. Aunque la de Macron sigue siendo la coalición más votada, el pueblo francés votó significativamente por la Nueva Unión Popular, Ecológica y Social, la alianza de populistas de izquierda, socialistas, ecologistas y comunistas, quienes alcanzaron 127 diputados. Pero también, sorpresivamente, buena parte de la ciudadanía francesa respaldó a la extrema derecha que, a través de Reagrupamiento Nacional, consiguió 89 diputados. La izquierda hizo campaña proponiendo reducir la edad de jubilación a los 60 años, subir el salario mínimo a los 1,500 euros mensuales y controlar los precios de los productos de primera necesidad. La diferencia ideológica fue notable, ya que enfrentó a quienes apoyan la Unión Europea y el libre mercado en contra de los euroescépticos y anticapitalistas.

El próximo 8 de noviembre van a celebrarse las elecciones intermedias en los Estados Unidos de América. En este escenario, destaca el expresidente Donald Trump, quien es señalado por la comisión que investiga el asalto del 6 de enero del 2021 al Capitolio, de presionar a su entonces vicepresidente Mike Pence para quebrantar la ley rechazando las votaciones que proclamaron a Biden como presidente, además de contribuir a la violencia que se generó durante la revuelta en la que murieron 5 policías y 4 de sus seguidores. No obstante ello, en las recientes elecciones primarias del Partido Republicano, Trump participó política y económicamente a favor de varios candidatos, con la finalidad de influir en ese partido y buscar nuevamente su candidatura para la Presidencia en 2024. Eso significaría que el populismo y la extrema derecha siguen recibiendo el apoyo de millones de estadounidenses que aún se sienten representados por él.

El analista Moisés Naím apunta algunos elementos de este fenómeno. Por citar algunos, menciona que el poder de Trump se deriva de una máquina de publicidad. La cosecha actual de dirigentes populistas se sirve de una cultura de la celebridad: el escándalo que provocan las hazañas de un famoso atraen la curiosidad, la fascinación y, en última instancia, la lealtad política de las personas. Desde luego, preocupa que hoy la gente no vote por la mejor opción para gobernar, ni por las mejores propuestas para resolver los grandes problemas de la humanidad, la polarización de las ideas está marcando la agenda de la democracia en buena parte del mundo occidental, pero también en México.


Académico de la UNAM

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