Tardías e insuficientes han sido las medidas que el gobierno federal ha pretendido tomar para remediar los efectos que la alta inflación está teniendo entre los mexicanos, sobre todo los más pobres.
En 2019 todavía escuchábamos decir al grupo en el poder que la inflación era una invención de los ricos para privilegiar sus intereses, y la descuidaron.
Hoy, los que pagan las consecuencias de las malas decisiones económicas del gobierno son los más pobres, quienes debido a la subida inclemente en el precio de alimentos que se ubicó muy por arriba de 7.82% del índice general de la inflación, han tenido que reducir la ingesta de alimentos o bien, dejar de comprar verdura, huevo y pollo para adquirir productos más baratos, pero menos nutritivos.
La alta inflación alimentaria ha afectado gravemente la capacidad de las familias de bajos ingresos para comprar alimentos.
Ésa es la realidad que azota al país y que nos ha llevado a tener altos índices de obesidad entre adultos y menores. Y todavía desde el gobierno se pide a la población hacer ejercicio y tener una “buena alimentación”. Es una burla.
Y como si no fuera suficiente, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha dicho que a partir de febrero subirá 7.1% las tarifas domésticas de energía eléctrica, asestando con ello otro duro golpe a la economía familiar.
¿Dónde quedó la promesa de energía eléctrica barata y asequible para toda la población? En el mismo lugar a donde han ido a parar todas las promesas de Morena: en el bote de la basura.
Todas las decisiones tomadas por el gobierno apuntan hacia la destrucción del país, ya que la desaparición de comedores comunitarios, así como la cancelación de apoyos al campo mexicano están agravando la seguridad alimentaria en México, provocando que cada día la población más vulnerable tenga menores oportunidades para salir adelante.
Mientras el gobierno mexicano se dedica a hacer mal las cosas y empobrecer a la sociedad, las remesas que envían nuestros connacionales han permitido que las familias mexicanas amortigüen los efectos inflacionarios, sin embargo, para 2023 se prevé una desaceleración económica en Estados Unidos, lo cual inevitablemente reducirá el flujo de efectivo hacia nuestro país.
México requiere gobiernos capaces, sensibles y audaces para responder a la cambiante realidad que vive la sociedad. Los dogmas no deben tener lugar en la acción de gobierno, pues constituyen una negación de esa realidad, causando grandes estragos entre la población.
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