El golpe de Estado es la toma repentina, usualmente violenta, del poder político, desconociendo cualquier regla y violentando la legitimidad de las instituciones.
En la actualidad, el sector militar de un Estado es el único que posee los medios para llevar a cabo un golpe de Estado.
En la historia de la Humanidad, los reyes absolutistas fueron los protagonistas de estas acciones, en un intento por desconocer normas legislativas que buscaban acotar su poder.
El golpe de Estado significa el rompimiento del orden constitucional, con el objetivo de imponer nuevas reglas de una minoría a una mayoría.
Los golpes de Estado pueden ser de diversos tipos, tales como alzamientos militares, protagonizado por el sector castrense de un país que se alza en contra del propio Estado al que debía defender, buscando dirigirlo; golpe institucional, también llamado “golpe de palacio”, ocurre cuando una institución del Estado, por lo general el Poder Ejecutivo, decide no regirse por las normas jurídicas que contempla la Constitución y decide usurpar las funciones de los otros poderes a su conveniencia; autogolpe, que es un rompimiento constitucional orquestado por el propio gobierno, para cambiar a su favor las reglas y perpetuarse en el poder.
Un golpe “blando” son acciones conspirativas de grupos nacionales en acuerdo con potencias extranjeras, para desestabilizar al país, afectar su economía y con ello, deponer al gobierno e imponer ilegalmente uno nuevo.
¿Existe el “Golpe de Estado técnico”? No, ni teórica ni materialmente existe esa modalidad de rompimiento constitucional.
Lo que sí existen son las condiciones provocadas por el partido en el gobierno para crear incertidumbre al no facilitar el nombramiento de servidores públicos electorales faltantes y ¿asestar un golpe de palacio?, alegando que debido a que los otros poderes conspiran en su contra, se ve obligado a tomar decisiones extremas para proteger la “voluntad del pueblo”.
Por el bien de México, esperamos que no.
