El 1 de septiembre de 2024 marca el inicio de la 66ª Legislatura del Congreso de la Unión, un escenario que se anticipa complejo y cargado de desafíos. Morena y sus aliados, que ya han logrado consolidar una mayoría calificada, se encuentran en una posición dominante para impulsar su agenda legislativa. Sin embargo, este panorama también abre una ventana de oportunidad para la oposición, que deberemos actuar con astucia y estrategia para contrarrestar el poder de la mayoría y promover temas clave que podrían definir el rumbo del país en los próximos años.

Con una mayoría calificada, Morena y sus aliados tienen la capacidad de aprobar reformas constitucionales sin necesidad de consensuar con la oposición, un hecho que pone en alerta a los partidos opositores. Las reformas en materia judicial, órganos autónomos y electoral son solo algunas de las áreas donde el oficialismo podría buscar consolidar su proyecto de nación, lo que obligará a la oposición a estar en constante vigilancia y a diseñar estrategias para influir en el debate y, en la medida de lo posible, frenar iniciativas que consideren perjudiciales.

Uno de los principales retos para la oposición será la creación de alianzas tanto internas como externas. La unión de diferentes fuerzas políticas, aunque históricamente difíciles de mantener, será crucial para enfrentar la mayoría de Morena. Este frente común deberá estar basado en objetivos claros y compartidos, priorizando los temas en los que exista consenso y dejando de lado diferencias ideológicas que puedan fragmentar el bloque opositor.

La opinión pública se convertirá en una herramienta poderosa para la oposición. Comunicarse de manera efectiva con la ciudadanía, exponiendo los posibles riesgos de las reformas propuestas por Morena, puede generar presión social y política. La oposición deberá ser hábil en el manejo de los medios de comunicación y las redes sociales, utilizando estas plataformas para movilizar a la población y generar un contrapeso real.

Aunque la negociación con una mayoría calificada puede parecer improbable, la oposición deberá explorar todas las vías diplomáticas posibles. Identificar áreas de interés común o ceder en temas secundarios para obtener concesiones en asuntos estratégicos podría ser una táctica útil. La diplomacia parlamentaria será fundamental para intentar influir en el proceso legislativo, incluso en un contexto de desventaja numérica.

La oposición deberá identificar y promover temas estratégicos que resuenen con la ciudadanía y que puedan ser difíciles de rechazar incluso para la mayoría oficialista. Cuestiones como la transparencia, la lucha contra la corrupción, la seguridad, y la defensa de los derechos humanos podrían ser puntos de partida para construir agendas legislativas que obliguen a Morena a tomar una postura clara y, en algunos casos, a ceder terreno.

La 66ª Legislatura del Congreso de la Unión presenta un escenario complejo donde la mayoría calificada de Morena y sus aliados supone un reto formidable para la oposición. Sin embargo, con astucia, estrategia y una clara visión de los temas prioritarios, la oposición tiene la oportunidad de influir en el rumbo del país. La construcción de alianzas, el uso efectivo de la opinión pública, la negociación inteligente y la promoción de temas estratégicos serán clave en esta nueva etapa del Poder Legislativo en México.

Presidente Nacional del PRI

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