El cincuenta aniversario del Foro Mundial (WEF) de Davos , 2020, ha sido dedicado al tema Stakeholders for a Cohesive and Sustainable World (Grupos de interés para la Promoción de un Mundo con Cohesión y Sostenibilidad). No es casualidad: hace 50 años, el primer modelo del Foro fue el papel del capitalismo con responsabilidad social, hacia los trabajadores, las familias, la sociedad y el medio ambiente, o el capitalismo de mercado con responsabilidad social. Esto demuestra que la búsqueda de una visión para el futuro permanece como el valor fundamental del WEF.
En 1971, cuando un grupo de empresarios europeos se reunieron en Davos para establecer la agenda del año por iniciar, el Foro se insertaba dentro de la Comisión Europea. La globalización fue el tema, cuando apenas se vislumbraba y ante el inmediato choque no anticipado de la OPEP y la explosión de precios. Europa estaba a las puertas de situaciones críticas por esta razón, que supo sobreponerse después de varios años de crisis y también de creatividad.
La cooperación y visión común entre países, empresas y gobiernos, así como el poder de los intelectuales, dio ese valor único al WEF. Davos se ha convertido en un locus de temas críticos para la sociedad mundial. Este año, se reunieron más de 3,000 participantes en temas emergentes que marcarán la nueva década, con el liderazgo de gobiernos como el del presidente Trump y la canciller Angela Merkel.
La agenda de 2020 pone de relieve las urgencias de hoy y mañana para un mundo movilizado contra el cambio climático, más ordenado y comprometido. El mundo se ha divido en visiones poco comunes entre Europa, con su Brexit, los EEUU y su política aislacionista criticada por todos, y China, en su lucha con otros. Klaus Schwab y su esposa Hilde, han trabajado por provocar al mundo en los temas más álgidos y urgentes, pero con visión de largo plazo. En este año, los compromisos son contra la crisis climática y social, dentro del llamado Manifiesto de Davos 2020: “Ética de las empresas en sus obligaciones fiscales, cero tolerancia ante la corrupción, buscar los derechos humanos en todas las cadenas globales de producción, y luchar por un terreno parejo en la competencia de mercados”.
Se aboga por un capitalismo comprometido mucho más allá de la eficiencia económica y las utilidades, como lo implicó Trump el día 21, y lo recalcó refieriendo a su modelo con dos acuerdos comerciales firmados (EU-China, y T-MEC) donde los Estados Unidos ganan a costa de sus socios, a quienes considera menores, presa fácil de sus amenazas frente a las empresas norteamericanas protegidas. En contraste con esta visión, el día 22 el presidente de España, Pedro Sánchez, reiteró que después de unas elecciones difíciles, su país sigue comprometido con la globalización y el multilateralismo.
Mientras tanto, la canciller Merkel hizo un gran énfasis de que, a pesar de todo (Brexit, por ejemplo), Europa debe seguir contribuyendo al mundo con una calidad de vida mejor que hace 50 años, y donde en muchos temas se ha logrado conjuntar una visión de convivencia mundial. Ello podría afianzar el liderazgo de Europa como modelo para la Unión de Naciones, frente a otras visiones de confrontación y aislacionismo.
Con desconcierto, el llamado de la joven sueca Greta Thunberg, desde la reunión de Naciones Unidas en el mes de octubre de 2019, tuvo gran resonancia, pero ha sido ignorado (México no tiene una agenda definida), minimizado (China o Brasil sin compromisos nuevos), o aún agredido por gobiernos, como los de Estados Unidos. Thunberg ha enfatizado que la oyen, pero no la escuchan. Sin embargo, otros gobiernos y líderes han abrazado su llamado y están comprometidos mediante acciones concretas de las ya famosas “tres Rs” (reduce, reusa y recicla) y la “agenda de los 20-20-20”: para 2020, con logros de 20% o más de reducciones de emisiones de CO2, frente al nivel de 1990; aumento en 20% de consumo de energía de fuentes renovables no convencionales; más 20% de aumento de eficiencia energética.
México envió una delegación gubernamental mínima al Foro, sin un discurso de paz, garantías de derechos ni de compromisos medioambientales de la agenda del Acuerdo de Paris o de la de 20-20-20. Con la presencia única de la Secretaria de Economía, Graciela Márquez, parece que la administración actual no está interesada en hacerse oír como líder regional, ni en términos de medioambiente ni de estado de derecho para atraer proyectos de inversión privada comprometida con la agenda de Davos 2020 (donde muchos gobiernos fueron a competir por la inversión). El gobierno parece enviar el mensaje de que no es importante el contexto global, ni la agenda del Foro, igual que Trump mostró indiferencia el año pasado, y aún desdén y agresión, hacia la agenda de la cooperación internacional y del mutuo esfuerzo con los temas que nos aquejan.
Desafortunadamente, en medioambiente y calentamiento global, las voces de “Ya Basta” son desoídas.
Profesor de EGADE Business School, Tecnológico de Monterrey