Esta semana, Donald Trump nos recordó el peligro que entraña para México.

En un mitin celebrado en el estado de Ohio, hizo gala y hasta mofa del chantaje al que sometió a nuestro país en 2019, cuando amenazó con imponer aranceles a los productos mexicanos si no se endurecía nuestra política migratoria.

La cita completa no tiene desperdicio: “Vino (a verme) el máximo representante de México justo debajo del (puesto) más alto, justo debajo del jefe que resulta ser el presidente (de México). Nunca he visto a nadie doblarse así. Entró (a mi oficina) y (el representante de México) se ríe de mí cuando le digo: ‘Necesitamos 28 mil soldados en la frontera, gratis’. Él me miró y me dijo algo como ‘¿(Desplegar soldados) gratis?’ ‘¿Por qué haríamos eso en México?’ Le dije: ‘necesitamos algo llamado ‘Quédate en México’… Amenacé con poner aranceles de 25 por ciento. Después de eso (él) me miró y me dijo: ‘¡Señor: sería un honor tener 28 mil soldados en la frontera! ¡Sería un honor tener ‘Quédate en el Maldito México’! ¡Queremos tener ‘Quédate en México!’”

El gobierno mexicano, en voz del presidente López Obrador y del canciller Marcelo Ebrard, ha minimizado las declaraciones de Trump, ubicándolas como meras maniobras electorales. “Él es así”, dijo en tono entre resignado e indiferente el presidente López Obrador.

Y sí, así es él y así nos va a tratar si reconquista la Casa Blanca en 2024, un escenario que no parece remoto a estas alturas. Van a regresar los chantajes, las amenazas, los insultos. Y un Trump empoderado y triunfante podría atreverse a hacer cosas mucho peores a las que hizo en su primer periodo de gobierno. No está de más recordar que hace dos meses, sugirió que tal vez Estados Unidos debería de hacer con México lo que Rusia está haciendo con Ucrania. ¿Simple arrebato? Tal vez, pero esa no es una amenaza que debería de tomarse a la ligera.

Eso implica que habría que empezar a prepararse para Trump 2.0 ¿Cómo? Van algunas ideas potenciales:

1. Diseñar represalias estratégicas: ante la posibilidad de un nuevo chantaje trumpista, habría que estar listos con un paquete de sanciones focalizadas que sirvieran de fichas en una negociación. Por ejemplo, se podrían imponer aranceles compensatorios sobre algunos productos de Estados Unidos, estratégicamente seleccionados para golpear a sectores importantes para Trump y sus aliados.

2. Desplegar una estrategia judicial agresiva. El gobierno mexicano podría hacer un uso intensivo de la justicia de Estados Unidos para proteger los intereses nacionales (a la manera de la demanda contra los productores de armas). Podría demandar a diversas agencias estadounidenses por violaciones a derechos civiles. Asimismo, se podría llevar al gobierno estadounidense ante paneles de arbitraje de la OMC y del T-MEC por la imposición de tarifas discriminatorias.

3. Apoyar vigorosamente a las comunidades mexicanas y mexicano-estadounidenses. Esto podría incluir iniciativas que ayuden a los ciudadanos de origen mexicano a registrarse para votar y a los mexicanos con residencia permanente a convertirse en ciudadanos de Estados Unidos.

4. Reducir la cooperación en temas estratégicos. La contención de la migración de centroamericanos a Estados Unidos es, como demuestra la negociación de 2019, una importante. Habría que usarla estratégica y proactivamente. Lo mismo en materia de combate al narcotráfico.

Todas estas ideas pueden resultar desatinadas, contraproducentes o francamente inviables. Habrá que encontrar otras. Pero lo que sí no parece razonable es esperar que Trump se comporte de manera distinta a como se comportó en su primera presidencia. En este asunto, ya nadie se puede llamar a sorpresa.

alejandrohope@outlook.comTwitter: @ahope71

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