La semana pasada, el periodista Jorge Ramos se presentó en una conferencia mañanera y cuestionó al presidente Andrés Manuel López Obrador por su estrategia de seguridad.

En específico, Ramos se refirió al número de homicidios : “Desde que usted llegó al poder ha habido 126 mil 206 mexicanos, más que los 124 mil de Peña, más que los 121 mil de Calderón. Esto es lo que significa, señor presidente, a pesar de las cifras, a pesar de las cifras que nos ha dado, es que su estrategia de seguridad no ha funcionado.”

El presidente respondió que no estaba de acuerdo y se refirió a la tasa de crecimiento de los homicidios por sexenio: “Este es Salinas, en su gobierno hubo un incremento en homicidios del 9.2 por ciento; con Zedillo hubo una disminución del 31.2 por ciento…Con Fox hubo un incremento de 1.6 de homicidios dolosos en su gobierno…192.8 por ciento con Calderón . Con Peña, 59 por ciento de incremento… Aquí entramos nosotros, mira cómo iba esto en tu proyección. Hemos logrado una disminución en el tiempo que llevamos de cómo encontramos la incidencia delictiva en homicidios hasta el día 20, hace unos días, de menos 10.6%”.

En este debate, los dos tienen razón y los dos están equivocados. Y ninguno tiene una buena comprensión de los datos que citó como evidencia.

Primero lo primero. En esta discusión, hay dos hechos básicamente incontrovertibles:

1) En este sexenio, el número absoluto de víctimas de violencia letal va a ser mucho mayor que en cualquiera de los anteriores. De hecho, se va a rebasar holgadamente el pronóstico de 190 mil personas asesinadas en el sexenio que presentó Ramos. Punto para el periodista.

2) Salvo que suceda algo inusitado, va a ser menor la tasa de crecimiento en el número de homicidios en el sexenio que en los dos anteriores. No sé si se vaya a cerrar con una disminución entre el último año de Peña y el último de López Obrador , pero ciertamente la curva se va a ver mucho más plana. Punto para el presidente.

Ahora los problemas:

1) Ramos comparó datos de fuentes distintas. Los 121 mil homicidios que le atribuye al sexenio de Calderón provienen del Inegi. Del sexenio de Peña Nieto, el dato señalado (124 mil) parece ser el número de averiguaciones previas y carpetas de investigación reportado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Y para el sexenio actual, usó de nuevo el SESNSP como fuente, pero ahora se refirió al número de víctimas de homicidio doloso (sin incluir las de feminicidio ) de diciembre de 2018 a agosto de 2021. Este es un error analítico básico: esas series de datos no cuentan lo mismo, no se construyen de la misma manera y no se deben comparar sin más.

2) El presidente también hace comparaciones inválidas. Empezando por lo obvio: hace un contraste entre sexenios completos y algo más de medio sexenio. Si el gobierno de Peña Nieto hubiera terminado en 2016, podría haber presumido una caída con respecto al último año de Calderón. Segundo, usa datos de Inegi hasta 2021 (y para ese último año, datos preliminares); para 2022, recurre a un champurrado de datos del SESNSP y del conteo diario de homicidios de la SSPC. Por último, no se entiende qué está comparando con la tasa de crecimiento. ¿El total en lo que va del sexenio con el mismo periodo del sexenio previo ? ¿Lo que va de este año con el cuarto año del sexenio de Peña? ¿El pico en el sexenio de Peña con el dato del mes pasado? Estoy seguro que ni el presidente tiene claro qué operación matemática hicieron para llegar a ese porcentaje.

En resumen, creo que necesitamos un mejor debate sobre la violencia homicida , menos centrado en el medallero de la letalidad sexenal.

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