Y empezó la avalancha. Desde el jueves pasado no han dejado de aparecer en múltiples medios nacionales e internacionales notas relacionadas con la Sedena, alimentadas con la información obtenida del hackeo masivo perpetrado por el grupo conocido como Guacamaya.
El retrato que surge de este cúmulo de reportajes no es halagador para la dependencia, por decirlo de manera suave. Van solo algunos ejemplos:
1. Según una nota aparecida en el diario El País, hay un patrón sistemático de abuso sexual dentro del Ejército, dirigido tanto en contra de personal de la institución como de civiles. Esas agresiones rara vez son castigadas. Cito: “En un documento de la Secretaría con fecha del 9 de noviembre de 2021 hay reportados 308 militares acusados, procesados o sentenciados de violar los derechos humanos… Cinco fueron sentenciados, 10 fueron procesados y para los demás, se archivó el caso.” ( https://bit.ly/3ycvrhu )
2. Un reportaje elaborado por Animal Político, Aristegui Noticias, la revista Proceso y la Red en Defensa de los Derechos Digitales demostró que la Sedena compró en abril de 2019 a un distribuidor de NSO Group, el desarrollador del software Pegasus, usado para la intervención de comunicaciones, un “sistema de monitoreo remoto de información”. Nota: la Sedena no está autorizada legalmente para intervenir comunicaciones, sin importar el objetivo ( https://ejercitoespia.r3d.mx/ )
3. Una nota publicada por EL UNIVERSAL revela la existencia en la Sedena de un documento de inteligencia producido en agosto de 2022, en el que se le da seguimiento a no menos de 15 grupos feministas, así como a personalidades como la cantante chilena Mon Laferte y la dirigente indígena y excandidata presidencial independiente María de Jesús Patricio Martínez, “Marichuy”. ( https://bit.ly/3EhzAEF )
4. En paralelo, se reveló en El País que la Sedena realiza seguimiento a figuras políticas, incluyendo a diputados, senadores y gobernadores (muchos de ellos de Morena). Elabora fichas curriculares sobre estos personajes, algunas con información altamente detallada (el tipo de sangre, por ejemplo). Las fichas están construidas básicamente con fuentes abiertas, pero cabe una pregunta: ¿por qué tendría que dedicar recursos la inteligencia militar a investigar figuras políticas? ( https://bit.ly/3ygQQWL ).
5. Otra nota publicada por EL UNIVERSAL muestra la intención de la Sedena de crear un amplio consorcio de servicios turísticos, incluyendo aeropuertos (AIFA, Palenque y Tulum), el Tren Maya, una aerolínea con 10 aviones arrendados y el avión presidencial, tres hoteles, dos museos y dos parques ecológicos. Más allá de la viabilidad económica de la propuesta, esto crearía un conflicto de interés y un problema legal: una empresa no puede tener la concesión de un aeropuerto y de una aerolínea al mismo tiempo. En el documento consultado por EL UNIVERSAL, se señala que el problema se resolvería con “una reforma al reglamento de la ley de aeropuertos, sin pasar por el Poder Legislativo.” ( https://bit.ly/3CypSwz )
Esto no es más que una probada de lo que se ha publicado en estos días (hay también varias notas interesantes sobre la actitud de la Sedena frente a las investigaciones de Ayotzinapa, por ejemplo). Y lo que sale es la foto de una institución que percibe su misión de manera absolutamente expansiva, distingue mal entre Estado y gobierno y prácticamente no tiene supervisión externa. La rendición de cuentas ante el poder civil parece ser un valor escaso.
Y para demostrar el punto, la Sedena ha optado por el más absoluto silencio desde que reventó la crisis. ¿Para qué dar explicaciones si allí está el presidente de pararrayos?
Twitter: @ahope71