El lunes 14 de octubre, todo México se enteró de la masacre de 13 policías estatales en Aguililla, Michoacán. Dado el impacto de la noticia, era de esperarse que esas víctimas estuviesen incluidas en el conteo diario de homicidios dolosos que publica el gobierno federal y que se le presenta al Presidente de la República en sus reuniones mañaneras con el gabinete de seguridad (informeseguridad.cns.gob.mx).
Pues no. En el reporte del 15 de octubre, solo se contabilizaron tres homicidios en Michoacán. Luego de señalar la discrepancia en Twitter, varios voceros oficiales y oficiosos me insistieron que el dato saldría al día siguiente. Tampoco: en el reporte del 16 de octubre, solo se contabilizó un homicidio.
Finalmente, los policías muertos en Aguililla fueron incluidos en el reporte del 17 de octubre. La explicación, según fuentes del gobierno, es que 1) las fiscalías estatales son la fuente de información y 2) los homicidios se incluyen en la base de datos hasta que se abre una carpeta de investigación, así se trate de un hecho confirmado.
Esto obliga a varias reflexiones:
1. Si la explicación es correcta, debemos concluir que no se abrió una carpeta de investigación por el homicidio doloso de 13 policías durante 48 horas. Piensen lo que eso dice a los deudos de las víctimas. No se me ocurre mensaje más elocuente de indiferencia.
2. El propio gobierno, en la página citada arriba, señala que el propósito del conteo diario es de orden táctico. Es decir, es supuestamente un instrumento para ajustar, día a día, las prioridades de las fuerzas de seguridad. Si ese es el caso, lo que el Presidente y su gabinete necesitan es la fecha de ocurrencia de los hechos, no la fecha de registro. En términos del objetivo descrito, ¿de qué le puede servir al Presidente enterarse de que hubo siete homicidios en Guanajuato hace cinco días?
3. Dada la magnitud del evento de Aguililla, el Presidente supo del caso desde el primer minuto. Desde su perspectiva, no era muy importante que no estuviese el registro de las víctimas del día siguiente. Pero, ¿qué pasa cuando las fiscalías se comen múltiples homicidios individuales? O al revés: reportan muchos asesinatos de días previos. Entonces la foto puede estar gravemente distorsionada: un día que parece medianamente tranquilo pudo haber sido inusualmente sangriento. O viceversa: ¿Cómo tomar decisiones sensatas con ese nivel de incertidumbre?
4. Contar con una base de datos alterna, construida con fuentes abiertas (también consultable en informeseguridad.cns.gob.mx) no resuelve el problema. La capacidad y libertad de medios locales para levantar información sobre violencia homicida es terriblemente heterogénea. Eso posiblemente deje fuera del conteo a algunas de las regiones más violentas del país.
5. De cualquier forma, el conteo diario de homicidios tiene un subregistro de aproximadamente 20% con respecto a los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). De entrada, la información de esa base de datos es parcial.
Todo lo anterior tiene consecuencias: el Presidente tiene que tomar decisiones con mala información y la opinión pública acaba convencida de que hay engaño.
¿Qué hacer entonces? Va una humilde sugerencia: 1) suspendan el conteo diario y 2) produzcan para el Presidente y el gabinete un informe estadístico semanal, con datos consolidados, complementado con tarjetas informativas sobre eventos de alto impacto. La población puede esperar, sin mayor pérdida de transparencia, el reporte mensual del SESNSP.
Eso, o esperar más tundas en los medios y las redes sociales cada vez que rezaguen el reporte de una masacre.