Así en crudo, sin filtros, sin contexto, sin información adicional, la nota parece alarmante: el 40% de los mexicanos aceptaría un gobierno militar. Y no lo dice cualquier institución: el dato viene del INEGI, ni más ni menos.
¿Eso significa que hay una potente corriente autoritaria entre la población mexicana y que tal vez haya un Pinochet en nuestro futuro? No del todo. El asunto es más complicado de lo que parece a primera vista.
Primero hay que entender que el dato citado es solo uno de muchos que arroja la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (Encuci), elaborada conjuntamente por el Inegi y el INE. El cuestionario tiene más de un centenar de reactivos que exploran la cultura política del país desde diversos ángulos.
Lo que destaca a lo largo de la encuesta es el fuerte respaldo social que tiene la democracia en México. Casi dos terceras partes de la población mayor de 15 años considera que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno. Más de la mitad de la población se declara muy o algo satisfecha con la democracia en México. Y ese porcentaje sube a 60% entre los menores de 20 años.
El dato sobre el presunto respaldo a un posible gobierno militar sobre una pregunta para medir la inclinación democrática de la población. Y lo que surge es, de nuevo, un fuerte respaldo a formas democráticas de gobierno. Casi nueve de cada diez mexicanos están de acuerdo o muy de acuerdo con un gobierno en donde todos participen en la toma de decisiones. Y la segunda alternativa preferida por los mexicanos es una suerte de régimen tecnocrático, en el que expertos (en salud, economía, etc.) tomen las decisiones: casi nueve de cada diez manifiestan mucho o algo de acuerdo con un gobierno de ese tipo.
En cambio, solo cuatro de cada diez mexicanos se declaran de acuerdo con un gobierno presidido por militares. Y menos de dos de cada diez mexicanos manifiestan estar muy de acuerdo con esa posibilidad.
En comparación internacional, el respaldo de la población mexicana a la posibilidad de un régimen militar es un poco mayor al que se encuentra en otros países latinoamericanos, de acuerdo a una encuesta levantada por el Pew Research Center en 2017. De acuerdo a ese ejercicio, 42% de los mexicanos veían con buenos ojos un posible régimen militar, contra una media latinoamericana de 31%.
Eso se debe en parte a que, contrario a la experiencia de la mayoría de los países de la región, México no ha tenido un gobierno militar en décadas. No es algo que esté en la memoria viva de los ciudadanos, como lo está en Argentina o Brasil o Chile.
Añádase que las Fuerzas Armadas en México cuentan con un sólido respaldo social. Según la Encuci, casi dos terceras partes de la población manifestaron mucha o algo de confianza en el Ejército y la Marina. Ninguna otra institución pública genera tanto apoyo entre la población.
Pero ese apoyo es producto en parte de la distancia entre la ciudadanía y las Fuerzas Armadas. Solo 3.9% de la población, según la Encuci, tuvo contacto con un integrante del Ejército o la Marina en los 12 meses previos al levantamiento de la encuesta. En cambio, 21% de los encuestados tuvo contacto con un policía.
Esto muestra algo importante. Hay un enorme respaldo a las Fuerzas Armadas, pero es una suerte de apoyo abstracto, más fundado en la mística y la imagen que en el trato cotidiano. Y aun así, el respaldo a un posible gobierno presidido por militares es francamente minoritario.
Entonces no, los mexicanos no están pidiendo un régimen militar. De hecho, lo que arroja la encuesta es que este país, a pesar de todo, está compuesto mayoritariamente por demócratas. Eso es algo que hay que aquilatar.
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