El sábado, como parte de una gira por Baja California, el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que “el País está en calma, hay gobernabilidad, hay tranquilidad”.
Tal vez no fue el mejor momento para hacer esa declaración, considerando los siguientes hechos ocurridos en la semana previa:
• Cinco hombres fueron asesinados en Macuspana, Tabasco, mientras circulaban en una camioneta.
• Un grupo armado asesinó al azar a 15 personas en cuatro incidentes distintos ocurridos en colonias céntricas de Reynosa, Tamaulipas.
• Siete personas fueron asesinadas en un taller de motocicletas en Salvatierra, Guanajuato.
• Una riña en una prisión de Villahermosa, Tabasco, provocó la muerte de seis internos.
• En Fresnillo, Zacatecas, un grupo armado mató a balazos a cuatro mujeres y tres hombres. Ese mismo día, aparecieron colgados en un puente ubicado en la capital del estado los cadáveres de dos policías.
• En el mismo estado, pero en el municipio de Valparaíso, un enfrentamiento entre dos grupos de pistoleros dejó como saldo al menos 18 muertes.
Además de esos hechos de alto impacto, se multiplicaron noticias sobre la inseguridad en las carreteras:
• En la carretera de Nuevo Laredo a Monterrey, han crecido en las últimas semanas los reportes de desapariciones y secuestros. Según fuentes oficiales, habría al menos 41 casos registrados en las últimas cuatro semanas, aunque versiones periodísticas hablan de hasta 109 casos.
• Al menos 40 automovilistas fueron robados en un asalto masivo ocurrido hace unos día en el Arco Norte —el circuito carretero que rodea a la Ciudad de México— en los linderos de Puebla y Tlaxcala.
Mientras todo esto sucedía, ¿qué presumía la Guardia Nacional como sus logros de la semana? Entre el 19 y el 25 de junio, la GN publicó en su página de internet 18 comunicados de prensa. De estos,
• Cinco están relacionados con pequeños decomisos de drogas y precursores químicos (uno involucra la incautación de cuatro kilos de marihuana, escondidos en arreglos florales).
• Tres están vinculados a decomisos de armas de fuego. De esos dos son pequeñas incautaciones (uno involucra el aseguramiento de 57 cartuchos en un oso de peluche) y uno es grande (la recuperación de un camión con 7 millones de cartuchos robados).
• Dos detallan el decomiso de combustible robado y uno más narra la ubicación y cierre de dos tomas clandestinas.
• Dos están vinculados a tareas de control migratorio (el “rescate” de 40 y 108 migrantes, respectivamente).
• Uno describe un decomiso de dinero, otro está vinculado al comercio ilegal de fauna protegida (específicamente, el rescate de 10 loros de cabeza roja) y un tercero con la recuperación de un tractocamión robado.
• Por último, uno es un resumen de la presentación dada por el general Rodríguez Bucio, comandante de la GN, en una mañanera reciente, y otro es un anuncio de tareas de protección civil.
Por supuesto, esto no es lo único que hizo la GN en la semana, pero eso es lo que decidió destacar en su comunicación social durante una semana marcada por incidentes de alto impacto. Y eso me resulta interesante.
Sugiere que, para la corporación, la contención de diversas formas de tráfico ilícito (drogas, armas, combustible, personas) es su misión central. No lo es la contención de la violencia en zonas rurales o las garantías al libre tránsito en caminos y carreteras.
Eso tiene implicaciones importantes: lleva a que los decomisos sean la métrica de éxito. Y, en consecuencia, a desplegar los recursos disponibles para maximizar incautaciones. Eso significa más esfuerzo para encontrar droga y menos para prevenir asaltos en carreteras.
No estoy muy seguro que sea buena idea.
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