Hace dos días, se publicó en La Jornada una amplia entrevista con la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Rosa Icela Rodríguez.
La conversación versó sobre muchos temas, pero tuvo como eje el futuro de la dependencia, si es que se le puede llamar futuro al disminuido rol que la secretaria imagina para la institución que preside.
En primer lugar, parece dar por sentado que la Guardia Nacional (GN) va a dejar de formar parte de la SSPC. Afirmó que el presidente va a enviar muy pronto una iniciativa para que “el mando de la Guardia Nacional deje de ser civil, y pase a ser un mando militar”. Esto, en su perspectiva, es algo bueno, ya que de por sí la gran mayoría de los elementos de la GN son militares y “ellos obedecen a militares”.
Nótese que esa confesión de impotencia viene de la jefa directa de esos elementos. Nótese también que el artículo 25 de la Ley de la Guardia Nacional señala que es requisito de ingreso a la corporación “estar funcionalmente separado de su institución armada de origen y quedar adscrito a la Guardia Nacional, sujeto a la disciplina, fuero civil y cadena de mando establecidos en esta Ley”. Es decir, si los integrantes de la GN siguen siendo en su mayoría militares que solo obedecen a militares, hay aquí una violación masiva de la norma que, por lo visto, ocurre con el conocimiento y la venia de la titular de la SSPC.
Dando ya por perdida la GN (y sin imaginar un escenario en el que la iniciativa del presidente no es aprobada), la secretaria Rodríguez afirma que, de cualquier manera, su dependencia tendrá mucho trabajo. Afirma que la SSPC es más que la GN y que tiene a su cargo “todos los penales federales; tiene toda la materia de protección civil... También la cuestión de los secuestros, y es este organismo el que encabeza el Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública, que es el que se encarga de proveer de recursos a los estados de la República en materia de seguridad… La Policía Cibernética, la Policía Científica, el Centro Nacional de Inteligencia –antes Cisen–… nosotros tenemos la coordinación de todas las secretarías de los gobiernos estatales”.
Eso es cierto, pero omite un hecho fundamental: en el proyecto de presupuesto para 2022, la GN representa dos terceras partes del gasto programado para la SSPC. Del remanente, las prisiones federales se llevan 75% de los recursos. Sin la GN, la hoy secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana se volvería la secretaría de la Prisiones y los Asuntos Varios.
O, en la visión de la titular, sería la secretaría de las Minutas y el Control de Acuerdos: “la secretaría tiene una tarea básica, coordinar las mesas de pacificación de todo el país, y la coordinación del Gabinete de Seguridad… El presidente ha decidido que esta secretaría encabece todas las acciones de pacificación.” ¿Cómo encabezaría “todas las acciones de pacificación” una dependencia que no tendría músculo operativo ni presupuesto? ¿Cuál sería el incentivo de los gobiernos estatales o municipales a coordinarse con una secretaría que, a confesión propia, no tiene poder de decisión y se limita a dar seguimiento a acuerdos alcanzados por otros? Misterio absoluto.
Si ese es el futuro imaginado para la SSPC, si la quieren como un espacio amorfo de coordinación, sin peso político, sin brazo operativo, sin recursos y con el encargo difuso de encabezar la “pacificación”, creo que habría que pensar en fusionarla de nueva cuenta con Gobernación. Mejor tener una secretaría irrelevante que dos.