La semana pasada, los medios nacionales publicaron una noticia con tonalidades alarmantes: los cárteles mexicanos de la droga lavarían al año 25 mil millones de dólares, usando criptomonedas (entre otros métodos). Y el dato no venía de cualquier fuente: había sido publicado en su reporte anual por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), un órgano de la ONU especializado en el control de drogas .

Dada su origen, el dato debe de ser correcto, ¿no? Esa institución no aventaría al vuelo una cifra de ese tamaño sin confirmarla, ¿verdad?

No estoy seguro.

Recurrí directamente al reporte y ubiqué el párrafo de referencia. Y allí se lee lo siguiente: “El uso de bitcoin para blanquear dinero va en aumento, sobre todo entre bandas de narcotraficantes como el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa , según las autoridades de México y los Estados Unidos. Se cree que, solamente en México, los cárteles mexicanos blanquean unos 25,000 millones de dólares al año.”

Aquí llama la atención el uso de la forma impersonal del verbo creer. ¿Quién cree eso? La única fuente citada en el párrafo es una nota de Reuters de diciembre de 2020, en la cual se lee lo siguiente: “Cada año, el crimen organizado blanquea más de 25,000 millones de dólares en México, de acuerdo a cálculos del gobierno y firmas de inteligencia financiera.” (https://reut.rs/3I64Swz)

Eso no acaba de resolver el problema ¿A qué dependencias de gobierno se refiere? ¿Qué firmas de inteligencia financiera hicieron el cálculo? Ni idea. La nota no lo señala y no pude encontrar ningún reporte de alguna entidad pública o privada donde se mencione la cifra. Y si en efecto alguien llegó a ese número, ¿cómo hizo el cálculo?, ¿cuáles fueron sus supuestos?, ¿qué confianza tiene en su estimación? Misterio.

Resulta entonces que el dato atribuido por los medios a la JIFE no proviene de una investigación de la JIFE o de alguna otra agencia de la ONU, sino que fue tomado de una nota de prensa que a su vez atribuye la cifra a fuentes no identificadas, sin ningún detalle sobre el método de cálculo.

Pero pueden estar seguros que alguien en un futuro cercano va a afirmar que los cárteles de la droga lavan 25 mil millones de dólares al año en México y va a citar a la ONU como fuente.

Esto es una magnífica ilustración del problema de los números míticos, un concepto elaborado por el sociólogo estadounidense Max Singer en un artículo publicado en 1971: se sueltan y se repiten acríticamente cifras sin ningún tipo de base empírica, apelando a un principio de autoridad. Esos números acaban volviéndose verdad revelada y nadie se toma la molestia de indagar su origen o cuestionar su verosimilitud. (https://bit.ly/35PcgQ2).

Y a esto hay que añadir una dinámica identificada por Peter Reuter, un economista especializado en mercados ilícitos: en las instituciones dedicadas al control de drogas, este tipo de números son irrelevantes, mientras sean grandes. Las recomendaciones de la JIFE serían idénticas cualquiera que fuese la estimación utilizada sobre el monto de recursos lavados por el narcotráfico. Pero si el número parece grandote (aunque sea imposible de confirmar o la fuente sea dudosa), es más potente el llamado a la acción (https://bit.ly/3CGzEec).

La cobertura del reporte de la JIFE confirma esa lógica. ¿Algún medio mexicano le hubiera dedicado espacio prominente en ausencia de la cifra de 25 mil millones de dólares? Francamente lo dudo.

Nada de lo anterior sugiere que no haya en México un problema grave de lavado de dinero proveniente del narcotráfico. Pero no ayuda a resolver el problema basar la discusión en cifras que tienen más de mito que de ciencia.