El presidente Andrés Manuel López Obrador quería celebrar a lo grande el segundo aniversario de la Guardia Nacional (GN). Pero el clima no colaboró, se dejó venir la lluvia y se tuvo que cancelar la ceremonia en el Campo Marte.
Pero ese mismo día, en la mañanera, el presidente recordó la fecha. Y arrancó poniendo énfasis en los números: “Ya se cuentan con 100 mil elementos, 100 mil elementos de la Guardia Nacional. En su mejor momento la Policía Federal llegó a tener 40 mil elementos, pero la mitad eran administrativos, 20 mil elementos eran operativos, de modo que la Guardia Nacional en dos años ha crecido cinco veces de lo que se tenía.”
No es cierto que la Policía Federal tuviese a la mitad de sus elementos en tareas administrativas, salvo que se clasifique como personal administrativo a cualquier policía que realice su trabajo desde un escritorio, incluyendo investigadores, analistas de inteligencia y especialistas en ciberdelito.
Pero, obviando esa discusión, ¿es cierto que el gobierno actual ha logrado construir en apenas dos años y casi de la nada una corporación policial de 100 mil elementos?
Para responder a esa pregunta, me eché un clavado en el anexo estadístico del primer Informe de Gobierno de la actual administración. Y allí, en la página 18, se señala que la Policía Federal tenía al 30 de junio de 2019 —fecha de arranque de la GN— 36,622 integrantes. Y luego, en la página 22, se detalla que la Sedena y la Semar tenían a misma fecha 214,157 y 57,824 elementos, respectivamente.
Sumados, las tres fuerzas contaban con 308,603 integrantes.
Ahora revisemos la situación presente. En la lámina 13 del más reciente informe de seguridad, presentado en la mañanera del 21 de junio de este año, se señala que la Sedena, la Semar y la GN tienen 165,013, 52,701 y 102,593 integrantes, respectivamente. En total, el estado de fuerza es de 320,307 elementos. Eso equivale a un incremento de 3.5% en dos años.
Lo que hicieron fue mandar a casi 57 mil soldados y marinos, la mayoría de los cuales ya realizaba tareas de seguridad pública, a la GN. Sumado a lo que había de PF, da un total de 91,249. El reclutamiento neto de la GN en dos años ha sido de poco más de 11 mil integrantes.
¿Pero no se supone que, según el mismo informe (lámina 4), se han reclutado casi 50 mil nuevos elementos desde 2019? Pues si ese reclutamiento en efecto sucedió, sirvió básicamente para cubrir las vacantes generadas por la destrucción de la Policía Federal y la merma habitual de las Fuerzas Armadas (bajas, retiros, deserciones, etc.). Fue un juego de sillas musicales, no un crecimiento del estado de fuerza
A esto hay que añadir algo que se ha comentado varias veces en este espacio: los soldados y marinos que fueron transferidos a GN mantienen su plaza y cobran su sueldo en la Sedena o la Semar. Están, por usar un término futbolístico, a préstamo. Y eso significa que un gobierno futuro puede cerrar la GN en 24 horas, sin pasar por el Congreso, con solo retirar los oficios de comisión.
Ahora, según el informe, se ha incrementado el despliegue directo (sin intermedio de la GN) de militares en tareas de seguridad pública ¿Cuántos soldados y marinos están en esa condición? No está claro: se señala que 71,470 elementos de la Sedena, la Semar y la GN participan en “Operaciones para la Construcción de la Paz”, pero no se hace el desglose y algunas “operaciones” parecen estar vinculadas a tareas tradicionales de las Fuerzas Armadas (p.e., detecciones de aeronaves sospechosas y/o ilícitas).
En resumen, hay menos Guardia Nacional de lo que presumen y es más frágil de lo que están dispuestos a admitir.