Cada diciembre tengo un arranque de arrogancia y me lanzó a hacer predicciones para el año venidero. A veces le atino, a veces me equivoco garrafalmente. El año pasado predije que los homicidios no disminuirían y tendríamos un quinto año consecutivo con más de 36,000 homicidios. Claramente fallé el tiro: hubo menos homicidios este año que lo anticipado hace doce meses. No muchos menos, pero ciertamente mi pronóstico no fue acertado.

A pesar del potencial de cometer pifias, me parece que es un ejercicio útil tratar de pronosticar sobre lo que viene en los próximos doce meses. Como mínimo, permite reflexionar sobre algunas tendencias de largo plazo, además de darle al público lector algunas métricas para juzgarme como analista.

Dicho lo anterior, va mi lista de predicciones:

1. La caída en el número de homicidios experimentada en 2022 no continuará el año que entra. En el primer trimestre, la caída porcentual contra los mismos meses de 2021 era de dos dígitos. En cambio, el último trimestre va a ser básicamente idéntico a lo registrado en los meses finales del año pasado. Hay además un fuerte componente regional en la caída: en la primera mitad del año, hubo disminuciones importantes en algunas entidades federativas (Ciudad de México, Jalisco). En la mayoría de esos casos, el ritmo de descenso se ha estabilizado o revertido, mientras que la escalada continúa en otras (Zacatecas, Colima). En consecuencia, no parece haber mucho espacio para una reducción sostenida.

2. La incidencia de algunos delitos patrimoniales (robo a transeúnte, robo a casa habitación, etc.) probablemente se mantenga en niveles relativamente bajos, aunque con una ligera tendencia al alza. La pandemia produjo cambios perdurables en la vida económica y social del país. El trabajo remoto llegó para quedarse en muchos sectores. Lo mismo vale para el comercio en línea. Con ello, se alteró estructuralmente la matriz de oportunidades delictivas. Una parte de la actividad criminal se movió del espacio físico al internet. Esa transición continuará en 2023, pero en paralelo, se seguirá recuperando algo de la vida previa al Covid.

3. En 2023 la disputa por la expansión del poder y responsabilidades de las Fuerzas Armadas se jugará en los tribunales. Los amparos que han dificultado la incorporación de la Guardia Nacional a la Sedena se multiplicarán a lo largo del año, provocando retrasos y dificultades administrativas tanto para la corporación como para la Sedena. Asimismo, varios asuntos relacionados con el proceso de militarización finalmente serán atendidos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Eso podría arrojar al limbo la apuesta militar hecha por la actual administración.

4. La relación con Estados Unidos en materia de seguridad probablemente entre en una espiral de deterioro. El año va a arrancar con el juicio a Genaro García Luna y allí en el banquillo no va a estar solo el exsecretario de seguridad pública, sino toda la relación de seguridad entre México y Estados Unidos. Ese escrutinio puede detonar otras investigaciones y dificultar algunas formas de cooperación. Asimismo, es probable que haya más presión estadounidense para que México detenga el tráfico de fentanilo. En ese entorno, el calendario sucesorio en México posiblemente obligue a un cambio de canciller hacia mediados de 2023. No estoy seguro de que haya alguien más en el entorno del presidente López Obrador que pueda sortear sin mayor conflicto en el cambio en el tono de la relación con los vecinos.

Esas son mis predicciones para 2023. Las revisamos cuando vaya concluyendo el año.

alejandrohope@outlook.comTwitter: @ahope71

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