Alejandro Gertz utilizó el inmenso poder que le confiere el cargo de fiscal general de la República para fines personales, para satisfacer sus deseos de venganza en contra de la familia de su hermano.

Alejandro Gertz manipuló a la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, con la mirada ausente o la venia de Ernestina Godoy, para perseguir penalmente a dos mujeres de la tercera edad y robarle la libertad a una de ellas durante 528 días.

Alejandro Gertz logró que un juez y un órgano colegiado del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México enviaran a prisión preventiva a Alejandra Cuevas, acusándola de un delito inexistente y obviando cualquier análisis objetivo de las pruebas contenidas en el expediente.

Alejandro Gertz extorsionó durante meses a la familia Castillo Cuevas, arrancándole su patrimonio y sus recuerdos, pretendiendo además que los hijos de Alejandra Cuevas se autoincriminaran de delitos que nunca cometieron y nunca pudieron haber cometido.

Alejandro Gertz utilizó todas las chicanas posibles e imaginables para prolongar la tortura de Laura Morán, extender el encarcelamiento de Alejandra Cuevas y eternizar un proceso judicial sin pies ni cabeza, sin delito a perseguir.

Alejandro Gertz intentó presionar a integrantes del Poder Judicial de la Federación, incluyendo a ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para evitar que se concediera un amparo y se frenara la persecución ilegítima en contra de sus víctimas. Incluso, según afirmaciones de Julio Scherer y Jorge Carrasco, trató de usar a la Consejería Jurídica de la Presidencia de la República para ese fin.

Alejandro Gertz se ha valido una y otra vez de recursos públicos, incluyendo el tiempo de altísimos funcionarios de la Fiscalía General de la República, para litigar asuntos personales y librar batallas privadas.

Alejandro Gertz ha hecho del caso Odebrecht un lodazal inmanejable, casi garantizando que nadie que no sea Emilio Lozoya (y eso está aún por verse) reciba sanción por el asunto, en paralelo a la fabricación de acusaciones con notables tintes políticos.

Alejandro Gertz ha sido acusado (con pruebas) de haber incurrido en plagio en al menos dos ocasiones y aun así ha logrado, con la activa ceguera de las autoridades del CONACYT, su incorporación al nivel más elevado del Sistema Nacional de Investigadores

Alejandro Gertz participó sin reparos en la simulación del cheque del Infonavit, cuyos fondos supuestamente se destinarían a la no rifa del no avión presidencial y que eventualmente tuvieron que ser devueltos a sus legítimos propietarios (los trabajadores que cotizan en el Infonavit).

Alejandro Gertz se ha negado a transparentar su (considerable) patrimonio y despejar las dudas sobre el origen de su fortuna, so pretexto de protegerse del riesgo de posibles extorsiones.

Alejandro Gertz ha fracasado en la que debería ser su tarea primordial: la transformación de la Fiscalía General de la República en una herramienta potente para el combate a la impunidad. La nueva FGR es igual a la vieja PGR, salvo por una sigla.

Alejandro Gertz está incapacitado moral y políticamente para seguir ejerciendo el cargo de fiscal general de la República. Su permanencia en el cargo es un lastre para el país.

Alejandro Gertz se tiene que ir.

alejandrohope@outlook.com
Twitter: @ahope71

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