Las campañas a la vicepresidencia han cobrado especial relevancia en esta elección debido a que, sin importar el resultado, Estados Unidos estaría a punto de tener, nuevamente, al presidente más longevo de su historia con Donald Trump de 74 años o Joe Biden de 78. Por ello, Kamala Harris y Mike Pence se encuentran frente a los reflectores mediáticos, pues alguno de ellos podría llegar a ser presidente ante una eventual retirada de quien llegue al poder.

La figura del vicepresidente ha evolucionado a lo largo de la historia y ha pasado de tener un rol meramente simbólico a convertirse en un funcionario muy activo del gobierno en turno. Su origen se remonta a la aprobación de la Constitución de Estados Unidos en 1787, en la que se establecieron escuetas funciones para el vicepresidente, como presidir el Senado con voz pero sin voto –salvo que se tratara de romper un empate en una votación–, recibir las listas de votación de los estados para la elección general, hacer público el resultado en presencia de ambas cámaras del Congreso, así como suplir al presidente en caso de ausencia.

En un principio, no se pensó en el vicepresidente como una figura que acompañara en fórmula al candidato a la presidencia, sino como un contrapeso político entre los diferentes estados. En ese sentido, los miembros del Colegio Electoral estaban obligados a votar por dos personas para la presidencia: una que podía ser de su estado de origen y otra que debía ser de un estado distinto, esto para fomentar un espíritu de unión interestatal. Bajo este procedimiento, quien obtenía más votos del Colegio Electoral se convertía en presidente, y quien quedaba en segundo lugar pasaba a ser el vicepresidente.

Este sistema entró en conflicto en el año 1800, cuando por primera vez se suscitó un empate entre dos candidatos a la presidencia, lo que obligó a los legisladores federales a elegir al presidente en una votación separada. De esta segunda ronda resultaron electos Thomas Jefferson como presidente y John Adams como vicepresidente. Naturalmente, al ser competidores directos en la campaña presidencial y con visiones distintas de país, se generaron conflictos al interior del Poder Ejecutivo.

Dicha situación hizo que se aprobara la Doceava Enmienda a la Constitución, por medio de la cual los electores empezaron a votar por dos personas distintas: una para la presidencia y otra para la vicepresidencia. No obstante, aunque este nuevo procedimiento de selección de vicepresidente evitó que llegaran personas con ideas contrapuestas, no generó una nueva agenda de tareas para este cargo. De hecho, durante el siglo XIX sus funciones se centraron más en el cabildeo legislativo que en el terreno de las decisiones de gobierno. Por ello, muchos consideraban que el valor más importante de la vicepresidencia era la posibilidad real de convertirse en presidente, de ahí que John Adams alguna vez dijera: “soy el vicepresidente. En esta posición no soy nada, pero puedo ser todo”.

Ya entrado el siglo XX, la lógica del vicepresidente cambió nuevamente y esta figura empezó a orientarse más a las labores de apoyo a la oficina del Ejecutivo y se hizo cargo de algunos temas de la agenda política nacional, como participar en reuniones del Comité de Seguridad y representar al presidente en eventos y comisiones de alto nivel, así como supervisar la implementación de ciertas políticas públicas o atender crisis en diferentes países.

En ese sentido, han existido vicepresidentes sumamente influyentes que han colaborado de manera muy cercana con el jefe del Ejecutivo. Tal es el caso de Walter Mondale con Jimmy Carter, Dick Cheney con George W. Bush y el mismo Joe Biden con Barack Obama. Todo depende de la selección que haga el presidente y de las responsabilidades que le asigne. Usualmente los candidatos presidenciales eligen a personas que provengan de otro estado y región. Sin embargo, en los últimosaños han crecido las voces para que esta posición también se diversifique en términos de edad, sexo y filiación étnica.

Finalmente, independientemente de quién gane esta elección, la atención sobre Kamala Harris (la primera mujer afroamericana en ser candidata) y Mike Pence seguirá creciendo. Ambos son políticos sumamente experimentados, pero tienen posiciones ideológicas y estilos de gestión que no necesariamente coinciden con las de sus respectivos compañeros de fórmula, de aquí que muchos electores se pregunten si al votar por Biden o Trump les gustaría ver a sus vicepresidentes llegar al poder, pues un cambio de presidente podría modificar considerablemente el futuro de los Estados Unidos.

Google News

TEMAS RELACIONADOS