Los hispanos se han convertido en un grupo muy influyente en las elecciones en Estados Unidos. Cuando se piensa en esta población, a veces se cree que se trata de un grupo homogéneo que tiene siempre los mismos estándares de comportamiento y que ostenta las mismas banderas ideológicas. Sin embargo, los hispanos que radican en el país vecino son bastante diversos y esto se ve reflejado al momento de votar. Su participación política es importante, dado que en Estados Unidos habitan aproximadamente 60 millones de hispanos (18% de la población), considerando a aquellos nacidos dentro y fuera del territorio estadounidense. Para la próxima elección, al menos 32 millones tendrán la posibilidad de votar por el presidente.

Al respecto, y de acuerdo con cifras del Pew Research Center, este porcentaje de votantes es 15% mayor que el registrado en 2016, de ahí que la posibilidad de que su voto impacte en el resultado electoral es muy alto, especialmente en aquellos estados en disputa como Arizona, Florida, e incluso Texas y Nevada.

Pero, ¿cómo votan los hispanos y qué diferencias existen entre ellos? En las últimas décadas, este grupo demográfico ha favorecido mayoritariamente a los demócratas en las elecciones presidenciales, pues asocian a este partido con políticas más benéficas para la población migrante, así como con mayores beneficios sociales. No obstante, este esquema de votación no necesariamente se repite a nivel local o en elecciones a gobernador, y existen variaciones significativas que dependen de otros factores, como el origen nacional de los votantes, su edad, sexo, escolaridad, religión, entre otros.

En ese sentido, prácticamente la mitad de los votantes hispanos se concentra en los estados de California y Texas, seguidos de Florida y Nueva York. Estos cuatro estados tienen distinciones políticas muy relevantes. Mientras que California y Nueva York han sido bastiones primordiales para los demócratas, Texas es un estado republicano y Florida ha cambiado su posición política en cada elección presidencial, aunque tiende a ser más republicano que demócrata. En los primeros tres estados, los latinos son en su mayoría de origen mexicano, mientras que en Florida son de origen cubano. El voto hispano ha ayudado a ambos partidos a consolidar su poder y a ampliar su base de simpatizantes.

Históricamente, los cubanos americanos han apoyado más a los republicanos que a los demócratas, debido a que muchos votantes consideran que el partido republicano ha sido más contundente y severo contra el régimen de Cuba, por el que han tenido que huir de la isla desde hace varias décadas. El resultado de Florida es muy importante, pues es uno de los swing states que puede cargar la balanza en favor de uno u otro candidato.

Por otro lado, como he mencionado, la edad es otros de los factores que modifican la tendencia de votación entre los hispanos. El mismo Pew Research Center señala que 61% de los latinos en Estados Unidos tiene menos de 35 años, y que la mayoría de ellos tiende a ser más liberal que conservador, aunque eso no implique necesariamente que se sienta representado por uno u otro partido. Así, ser liberal o progresista no significa ser demócrata para los jóvenes hispanos, por lo que el gran reto de los partidos políticos es ganarse su confianza.

Es importante recordar que, a pesar de que la mayor parte de los hispanos han apoyado candidatos demócratas a la presidencia, en la elección de 2016 aproximadamente un tercio de los latinos votó por Donald Trump. Asimismo, la percepción de los votantes hispanos con respecto al actual presidente se ha movido de forma favorable en los últimos años, y se calcula que esta vez podría obtener más del 30% del voto latino. De hecho, de acuerdo con una encuesta publicada por The Wall Street Journal, mientras que 78% de los latinos tenía una imagen negativa de Trump en 2016, hoy ese porcentaje se ha reducido a solo 56%.

Finalmente, para el año 2050 se proyecta que habrá más de 128 millones de hispanos en Estados Unidos, lo que representará prácticamente el 30 por ciento de la población. Eso quiere decir que la influencia de los hispanos seguirá creciendo en Estados Unidos, por lo que su involucramiento en los asuntos públicos es fundamental. Los hispanos deben hacer valer su derecho al voto y expresar su opinión en las urnas. Su participación podría cambiar el rumbo de la próxima elección.

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