1. El plagio es una realidad que atraviesa el sistema educativo. Ahora con riesgos crecientes por el uso acelerado de tecnologías que facilitan el plagio “de alta tecnología”, al tiempo que se constituye en “forma de evitar la educación” –no es aprendizaje y genera valladares para detectar la copia fiel-, señala N. Chomsky (Chat GPT 'es plagio de alta tecnología' y 'una forma de evitar el aprendizaje': Chomsky, Redacción AN/BJC, 23/02/2023). Es la hegemonía del dataísmo, tan presente en nuestros días, en la construcción de narrativas. Como fracaso de un modelo de escolarización (estandarizado, memorístico, fragmentado y aburrido), plantea Chomsky que “El uso masivo de Chat GPT es una muestra de que el sistema educativo está fallando, que no es interesante para los alumnos”.

Es de altos vuelos el desafío que plantea Chomsky, de trabajar en “una enseñanza crítica cuyo objetivo sea “preparar a los jóvenes para participar constructivamente en una sociedad democrática, no a ser herramientas de alguien más”. No obstante, pragmáticamente, el plagio está allí.

Empero no es un acontecimiento, sino el resultado de un proceso. En este sentido, vale recordar el apunte que hacía G. Ritzer (1996) sobre la mcdonaldización de la sociedad, como profundización del fordismo (el americanismo que tanto preocupaba a Gramsci), hoy manifiesto en la mcdonaldización de la sociedad. Pero los alcances del modelo taylorista-fordista rebasan las fronteras laborales, el piso de la fábrica, los espacios escolares, el conjunto social, tejiendo su red en la cotidianidad general. A fines del siglo XX, es decir cien años después de la fundación de la experiencia taylorista-fordista, Ritzer, con otra altura de miras y otro sentido, planteará que la sociedad vive el proceso que denomina “macdonaldización”, destacando cómo los principios que funcionan en la elaboración de la comida rápida se incrustan en múltiples aspectos de la sociedad norteamericana, y del resto del mundo (cf. Ritzer, 1996). Esto incluye la sociedad del vértigo y del desplazamiento acelerado, así como el uso de herramientas tecnológicas que remplazan por la obsolescencia tecnológica otras herramientas tecnológicas (incluyamos en esta fiebre acelerada el peso de publicar o perecer –publish or perish, es decir, emulando la campana de I. Pavlov a los estímulos en instituciones educativas y del Sistema Nacional de Investigadores, del Conacyt).

2. Montserrat García Guerrero y Miguel García Guerrero (El docente de educación superior y posgrado en México . Frente al aula, la pluma y la tecnología, Revista Reencuentro vol. 34, No. 83) señalan que “el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología otorga un sobre sueldo por ser considerado como un investigador productivo, sin tomar en cuenta parámetros sobre calidad de la docencia; y para el caso de la Secretaría de Educación Pública y el perfil del Programa para el Desarrollo Profesional Docente sucede algo semejante […] privilegiando la producción de papers sobre el esfuerzo con los alumnos”. Esto es cierto y al mismo tiempo una mirada parcial: el Sistema Nacional de Investigadores considera y evalúa también el trabajo en la formación de recursos humanos y en la dirección de tesis (por eso la configuración de las direcciones de tesis como objetos de disputa en el gremio académico), sin embargo, la docencia ocupa un lugar de menor relieve frente a la investigación (el sistema de estímulos en las instituciones de educación superior levanta la mano).

Destacan dentro de sus hallazgos en la Universidad Autónoma de Zacatecas, pero es general, que el destacamento de profesores es diverso, entre: “a) los que tienen mayor carga en docencia, b) los que tienen carga en docencia e investigación y c) los que tienen mayor carga en investigación.

El primer grupo, en su mayoría, se considera fuera del acceso a los programas de incentivos y se siente poco valorado […] El segundo grupo se enfrenta al estrés de paralelamente tener que cumplir en el aula y producir trabajo científico de calidad para acceder a los sistemas antes mencionados […] el tercer grupo es el considerado privilegiado, logrando un mayor nivel de producción académica, en cuanto a artículos, libros o participación en eventos, gracias a que su carga frente a grupo es reducida”. En este clasismo académico hay herederos –de “atributos”-, siguiendo la saga de P. Bourdieu, descuidando la docencia, privilegiando la investigación y, en el esquema de publish or perish, son recurrentes las “malas prácticas académicas tales como el plagio, la falsa autoría, el salami slicing (que es segmentar los resultados de una investigación para sacar varios productos)”. ¿Quién de nosotros?

3. Más allá de que también se trató de una operación política (hecho no menor), cada día hay más evidencias de la consistencia del plagio en la historia académica de la Ministra Yasmín Esquivel”. Publicado un texto demoledor en El País -La ministra Yasmín Esquivel plagió en su tesis de doctorado (24/02/2023)-, se señala que “plagió la tesis con la que obtuvo en 2009 el grado de doctora en Derecho por la Universidad Anáhuac, una escuela privada de México”. Casi 50% de la tesis, se afirma y se exponen evidencias, fue copia de trabajos publicados por 12 autores. El director de la tesis de doctorado, y los sinodales, argumentaron sobre la “originalidad del trabajo y sus aportes al campo del Derecho”. Lo que no vieron los lectores de la tesis ni su director fueron las muchas páginas copiadas, así como las miguitas que conducían al plagio: “transcripciones de citas al pie de página que aludían a “nuestra obra Las garantías individuales, capítulo segundo”, una anotación que hizo Burgoa Orihuela en El j uicio de amparo . En otra parte incluyó la acotación “N. del T.” (nota del traductor) proveniente del libro de Fioravanti. En otra página transcribió: “Véase nuestro artículo ‘Derechos subjetivos’ en la Nueva Enciclopedia Jurídica, Barcelona, Seix, t. VII”, una anotación que en realidad hizo Castán Tobeñas en referencia a una obra publicada entre 1950 y 1965 (Esquivel nació en 1963)”. Pero no lo vieron los lectores ni el director: o no están actualizados o voltearon hacia otro lado o desconocen los recursos para detectar malas prácticas académicas o, lo más evidente, no fueron lectores atentos del trabajo de tesis; lo mismo en la UNAM que en la Universidad Anáhuac et al.

Qué pertinente el planteo de Marx en la tesis III sobre Feuerbach, de que “el propio educador necesita ser educado”.

P.S. Por cierto, no me esperen en la marcha del domingo.

Profesor de la UAM

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