En los paradigmas de la democracia sindical, la frecuencia de elecciones y de asambleas, la rota­ción de los puestos sindicales, así como la presencia de mecanismos de aproximación y conocimiento entre las bases sindicales y la dirección sindical, son elementos constitu­tivos necesarios que si se presentan o no, abren las condiciones para hablar de democracia sindical, de diferentes niveles de democracia sindical o de ausencia de ésta.

Guillermo Ramírez Martínez, In memoriam

Yendo un poco atrás en la historia, antes de la crisis sanitaria que sigue alterando nuestra cotidianidad, en la discusión sobre las modificaciones a la Ley Federal del Trabajo, en uno de sus filones se planteaba la importancia del cambio desde la perspectiva de ensanchar la democracia y la participación sindicales, siendo una constante como demanda y condición necesaria, que planteaba, entre otras cosas, la modificación en las formas de votación (el voto directo y secreto de la membresía sindical, para eludir el panóptico de control corporativo), el relieve del recuento con observadores y la supresión de la cláusula de exclusión. Sobre esta última, De la Garza y Melgoza planteaban una diferencia notable entre la experiencia sindical mexicana y, grosso modo, las experiencias de los sindicatos que impulsan el "consejismo" (los consejos obreros), en donde la estructura que campea en el medio sindical mexicano se ha erigido en obstáculo para las prácticas consejistas, pues "en la mayoría" de los países donde se dan experiencias consejistas "no existe la cláusula de exclusión, lo que puede implicar la presencia de trabajadores de base no sindicalizados". Esta historia no es nueva, y apunta hacia cambios mayores. Todo ello viene a colación por tres sucesos con los que se inaugura el 02/2022:

1) la obtención del reconocimiento al Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, cuyo liderazgo recae en Napoleón Gómez Urrutia, en la lucha por la titularidad del contrato colectivo (CCT) de la mina San Rafael (Sinaloa), obteniendo a la par el pago de seis meses de salarios caídos a trabajadores de la sección 333. Frente al desaliento de la acción de huelga y de la acción colectiva obrera en general, este hecho sin censura frente a las convenciones sociales dominantes es muy significativo, como una victoria frente al poderoso capital que se agrupa en los corporativos mineros.

2) El triunfo del Sindicato Independiente de Trabajadoras y Trabajadores de la Industria Automotriz (SINTTIA), en la General Motors de Silao (Guanajuato), con un 75,5% de votos a favor. En conferencia de prensa, el SINTTIA señalaba que de un padrón de 6232 trabajadores, votó el 87,94%, de los que 4192 votos se fueron al sindicato que ganó el recuento, en tanto del conjunto de votos de los sindicatos afiliados a la Confederación de Trabajadores de México (CTM) se ubicaron muy por debajo: Coalición, 932 votos; Vallejo, 247 votos; Carrillo Puerto, 18 votos, y 89 votos nulos. Arnulfo Arteaga, colega de la UAM y observador de esta jornada histórica, comentaba: “Tal cual, es histórico, desde los años setenta cuando VW, DINA y Nissan rompieron con la CTM, no había otro triunfo así”.

Por su parte, Humberto Montes de Oca, del Sindicato Mexicano de Electricistas, apuntaba: “Excelente noticia! El triunfo es fruto de un largo proceso de organización al interior de la planta y del desarrollo de una estrategia correcta para desplazar al charrismo aprovechando las nuevas condiciones impuestas por la reforma laboral del 2019. Felicidades a los compañeros de GM y también a los compañeros del CILAS que han jugado un papel destacado en todo el proceso”.

María Alejandra Morales Reynoso, la secretaria general del sindicato que ganó el recuento, afirmaba que es el comienzo de un nuevo cambio en el sindicalismo. Y efectivamente, ahora viene la tarea y desafío de avanzar hacia la bilateralidad y el enriquecimiento del CCT existente, bajo la consigna de que el sindicato tiene como propósito representar a los trabajadores. Nosotros vamos a comenzar a hacer ese cambio que tanto se requiere, indicaban, en cuanto a beneficios que demandan los trabajadores: manejo escrupuloso de las cuotas sindicales, revisar la situación de los créditos que otorgaba el anterior sindicato; que el aumento salarial esté por encima de la inflación y, por el compromiso de los trabajadores de GM con la productividad, argumentar a favor de bonos de productividad mensual, de asistencia y puntualidad, entre otras asignaturas pendientes. “La CTM no es invencible”, manifestaron los sindicalistas, por medio de su secretario de Prensa, Juan Armando Fajardo Rivera.

3. La decisión de aceptar la oferta institucional sobre un paquete de demandas del Sindicato Independiente de Trabajadores de la UAM (SITUAM), y de no estallar la huelga (incremento salarial de 3.5 por ciento; un aumento global de 1.8 por ciento en el rubro de prestaciones; ajuste al tabulador interno de 0.55 por ciento a académicos y administrativos de base; incremento de 8 por ciento a los vales de despensa mensual, entre otros). De un conjunto de un poco más de 650 trabajadores -un número muy bajo considerando el padrón de afiliados-, respecto a la huelga, se distribuyó de la siguiente manera: 90% votó por el no a la huelga, 8% por el sí, presentándose un 2% de abstenciones. Importante el contraste entre el sí o el no a la huelga, vale señalar. Pero otro aspecto significativo, porque marca un parteaguas, con una metodología para la acción colectiva de los trabajadores de la UAM, fue la experiencia de que por primera vez se realizó –con dificultades técnicas mediante- una votación directa y secreta para tomar la decisión central de estallar o no la huelga. Ya no fueron los delegados los que llevaron el voto de sus respectivas asambleas sindicales, con un peso importante de las corrientes sindicales y las minorías consistentes, fue el voto directo y secreto lo que tuvo la última palabra. Paradójicamente, uno de los efectos posibles es el desaliento a la acción y participación sindical ordinaria, de por sí débil, aunque esta metodología para la votación era una vieja demanda dentro del SITUAM.

En el escenario laboral destacan la acción colectiva, la lucha salarial, a la par de su relación con los cambios organizacionales y la reestructuración tecnológica que está modificando de manera lenta, pero sin pausa, el perfil y composición técnica de los trabajadores, para el caso de la UAM y de la educación superior en su conjunto, de los profesores y los trabajadores administrativos; proceso que no se ha atendido de manera suficiente en las revisión contractual. Estos cambios organizacionales y de reestructuración tecnológica tienen un sello unilateral; los tiempos históricos exigen que sea materia de intervención sindical, espacio de disputa de una bilateralidad con nuevas condiciones y razones. En esta tarea reflexiva, se va a sentir la ausencia de Guillermo Ramírez Martínez, colega y fundador de los Estudios Organizacionales en la UAM.

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