Dice D. Korten, refiriéndose a las acciones de grupos de lobby, de expertos en cabildeo, que “La única razón de su existencia es convencer al público que el interés empresarial es el interés público”. Así, como se oye o se lee: “convencer al público que el interés empresarial es el interés público”. En esta mirada a la historia de los negocios, no es la acción de los representantes en los congresos y de los gobiernos, sino de las compañías, lo dominante. Por ello, “La gente local, actuando a través de sus gobiernos, no debe tener más el derecho de gobernar sus propias economías según el interés local. Más bien, el gobierno debe responder a las necesidades de la empresa local”, en el sentido en que se dirige un cuadro gerencial japonés, Morita, en 1993, en Atlantic Monthly. En su carta, solicita a los jefes de estado que iban a participar en la Cumbre G-7 que se redujeran las barreras económicas en todos los ámbitos, para crear un nuevo orden mundial.
No es una historia nueva la de la acción organizada para la presión política ni sin antecedentes. Y. Solís, en El origen de la ultraderecha en México: la "U" (2008), hacía referencia a la construcción organizacional dentro de la iglesia para influir en la política: “En su reporte del 27 de diciembre de 1921, Monseñor Filippi informaba al Secretario de Estado de la Santa Sede que el episcopado mexicano en su gran mayoría había aprobado la creación de una sociedad secreta, creada en 1915 y conocida como la Unión Católica Mexicana, apoyando la idea de que se podía organizar secretamente a los católicos para que tengan un verdadero peso en el terreno político”. Por su parte, M. Uribe, en La ultraderecha en México: el conservadurismo moderno (2008), ejemplifica en la inserción en la historia mexicana, de organizaciones de derecha en puestos políticos específicos. Es parte de la naturaleza de los grupos en el poder, la conformación de organizaciones y acciones para influir en los destinos de la política –los medios de comunicación hegemónicos, parte de las redes sociales, el lawfare, incluidos-.
La discusión que abre Korten -Cuando las trasnacionales gobiernan el mundo-, se remonta a 1998. Dentro de las acciones de las compañías para desplegar los grupos profesionales en la presión y generación de influencia sobre grupos parlamentarios, funcionarios del ejecutivo y magistrados, destaca que “Las compañías comenzaron a formar sus propias organizaciones ‘ciudadanas’ con nombres e imágenes cuidadosamente elegidos para enmascarar su auspicio empresarial y verdaderos propósitos”.
Sí, podemos pensar en Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad; Empresarios para la Tecnología en la Educación (Únete), Mexicanos Primero y Aprender Primero, organizaciones cuyos nombres e imagen pública fueron cuidadosamente diseñados. Frente a estas “marcas”, sería de mal gusto que se llamara Unión de Grupos de Intereses Empresariales para Influir sobre Legisladores (olvidemos los cañonazos de 50 mil, se trata - en este contexto de la guerra en Europa-, de poderosas bombas de racimo, con su capacidad de expansión). Es una trama en varias partes: 1) la organización, pongamos como ejemplo Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, recibe recursos que pueden ser de organismos nacionales o internacionales, deducibles de impuestos – cf.
https://www.proceso.com.mx/reportajes/2020/11/9/los-padrinos-de-claudio-x-gonzalez-252392.html-; 2) los recursos se distribuyen para labores de investigación, de asesoría jurídica, de guiños políticos a los grupos políticos que comparten el ideario, constituyéndose en los hechos en laboratorios de ideas para cabildear a favor o en contra de determinados intereses; 3) no vamos a señalar que un posible destino de ese torrente de recursos se dirija a quienes tienen el poder del voto. Pero es pertinente retomar a Joel Bleifuss, que en febrero de 1998 escribía en Una Breve Historia de las Corporaciones, y comentaba algo muy sugerente: “Las grandes empresas no pueden votar, colocando una boleta dentro de una urna; votan con sus billeteras”.
¿Una agenda política compartida por el poderoso empresariado nacional e internacional? Todo apunta a que sí. La democracia, desde este ángulo, está en riesgo. Korten, autor en el que nos apoyamos en general para estas líneas, alude a la Mesa Redonda, la que habiendo definido la agenda de despliegue “organiza agresivas campañas para lograr su aceptación política, incluyendo visitas personales a senadores y representantes” legislativos, nuestros diputados.
Parte de esta Mesa Redonda se aprecia en la política mexicana. En esta tesitura, hagamos un acercamiento a parte de la realidad política en Jalisco. Carlos Villaseñor, presidente de Coparmex Jalisco, y Pablo Lemus y Juan Antonio Covarrubias, ambos ligados a la Coparmex –el primero como ex presidente de Coparmex Jalisco-, comparten el exhorto “al diputado @ChecoBarrera a rechazar la reforma en materia energética y permitan que se mantenga nuestra Constitución sin reforma alguna, evitando reinstalar un modelo insostenible, monopólico, no competitivo y mucho menos eficiente”. Aparte del tuit, se encuentra el documento en extenso de la Coparmex Jalisco, en el que al final se alude a los efectos de la Reforma: subirían las tarifas eléctricas, generaría un boquete en las finanzas públicas, se cancelaría la transición energética y se violarían tratados internacional, en concreto el TMEC (algo muy similar, las coincidencias aquí no existen, fue el producto de las visitas del enviado de J. Biden, J. Kerry, y la insistencia del embajador de EUA en México, K. Salazar). En la narrativa del empresariado agrupado en la Coparmex, es que se trata de una “Reforma tóxica” (Manuel Herrera Vega, diputado federal del distrito 6 de Zapopan, que pasó de la Coparmex a asumir la tarea de legislador).
No se aparta esta postura unificada del empresariado de Occidente de acciones previas como la de Horacio Fernández Castillo (Industrias Tajín), que se reunió el 12 de mayo de 2021 con el ex presidente Felipe Calderón, así como de la organización de un ciclo de charlas por zoom, organizado por Frena (Frente Nacional Anti AMLO) y en el que participaron Movimiento Ciudadano (primer fuerza política en Jalisco), con el PAN, PRI, PRD –Va por México, apadrinado por C.X. González y Beatriz Pagés Llergo- y Futuro (por esta última fuerza Pedro Kumamoto, ampliamente criticado en redes sociales por su participación), como sustento para el proceso de elecciones intermedias en 2021.
Como no recordar en este contexto complejo las palabras de Adolfo López Mateos (presidente de México 1958-1964), un 27 de septiembre de 1960: “Les devuelvo la energía eléctrica, que es de la exclusiva propiedad de la Nación, pero no se confíen porque en años futuros algunos malos mexicanos identificados con las peores causas del país intentarán por medios sutiles entregar de nuevo el petróleo y nuestros recursos a los inversionistas extranjeros […] los dispenso de toda obediencia a sus futuros gobernantes que pretendan entregar nuestros recursos energéticos a intereses ajenos a la Nación que conformamos”. Concluye López Mateos de que se exige, para lograr la independencia tecnológica, una “evolución tecnológica y una eficiencia administrativa”.
Vale preguntar: ¿quiénes ganan en esta historia, quiénes mantienen sus privilegios? A los legisladores, en general, no es ocioso recordar las palabras de Shakespeare sobre el litio oro: “¿Oro? ¿Oro precioso, rojo y fascinante?
Con él se torna blanco el negro, y el feo hermoso:
Virtuoso el malvado; el anciano, mancebo,
Valeroso el cobarde y noble el ruin.
¡Oh, maldito metal
Vil ramera de los hombres,
Que enloquece a los pueblos!”…para que no caigan en la tentación.
Una parte de la democracia en venta, otra parte secuestrada (perdón, presionada por el cabildeo machacón). Dentro de los gastos de las grandes empresas hay que considerar el lobby, el trabajo de cabildeo, el que a fin de cuentas se transfiere a los consumidores; jugada doble: se pagas más, se subordina más. “El nuevo colonialismo empresarial no es producto de inmutables fuerzas históricas, como tampoco lo fue el antiguo colonialismo estatal. Es resultado de opciones conscientes basadas en satisfacer el interés de una élite”, preocupada por que avancen la desregulación y la globalización económicas, señala nuestro autor recurrente, Korten.