A un día del segundo debate presidencial en Argentina. Una mirada desde México.

1. Milei desprecia la Ciencia, la Educación y su propia disciplina (por eso los riesgos del cierre del Conicet, de la ofensiva contra la educación pública y de las otras miradas de la economía). Escribíamos días atrás en nuestra colaboración ordinaria sobre la carta de 170 economistas y profesores, que cuestionaron los planteamientos de Javier Milei (candidato de ultraderecha, manipulado por Macri y socios) por su desfondada propuesta económica, en particular la dolarización como caballo de batalla y espejo de colores a sus seguidores. Milei, incapaz de aceptar la crítica, es parte de su personalidad, dijo que se trataba de “170 economistas fracasados que han sido derrotados tanto en las aulas como en los hechos en la lucha contra la inflación vienen a condenar una solución a la estafa monetaria”. Su defensa, por su piel de porcelana, fue acudir a Macabeos 3:19: “En una batalla, la victoria no depende del número de los soldados, sino de la fuerza que Dios da”. El elegido, parece afirmar.

Pero bueno, recordemos a Mario Benedetti (que seguramente es de los poetas más odiados por la negacionista y antiderechos Victoria Villarroel, compañera de fórmula a la vicepresidencia argentina de Milei), de que “el río está sonando y cuando suena el río, suena el río”, a propósito de la carta de 300 economistas de lo más destacado a nivel planetario. El argumento de los economistas, entre otras cosas, apunta: "Si bien las soluciones aparentemente simples pueden ser atractivas, es probable que causen más devastación en el mundo real en el corto plazo"; agregan que las ideas de Milei no son innovadoras (su crítica a la casta se derrumbó, pues Milei reproduce el sentido de la casta, siendo dócil a Macri y a la imposición de la gente de Macri para que lo conduzca, en síntesis: la fierecilla domada), pues se trata de ideas centenarias, ortodoxas y dañinas. Los firmantes forman parte del campo disciplinario del economista Milei, que entienden claramente su lenguaje, no como las y los periodistas, los comentaristas y los vecinos que no lo entienden, aparte de su incapacidad para explicar las cosas (su pedagogía del terror se basa en el grito, la ofensa sin límites, la gestualidad agresiva y las referencias memorísticas de los autores que dice dominar).

Esta es una primera llamada para que el hermoso y valiente pueblo argentino no lo vote, que le diga a Milei: ¡¡NO!!

En la entrevista en The Economist lo cuestionaron, argumentando que era un riesgo para la democracia. Esto es un punto de encuentro de argentinas y argentinos de distinto sello. Ahora, la carta última se publica en The Guardian y es firmada, entre otros, por Thomas Piketty, Jayati Ghosh, Branko Milanovic y José Antonio Ocampo. Para no incurrir en el modelo de argumentación de Milei, de poner por delante los nombres de sus economistas de cabecera, en este caso de

economistas destacados como los citados, va un argumento elaborado por este grupo de profesionales: “Las propuestas de dolarización y austeridad fiscal de Javier Milei pasan por alto las complejidades de las economías modernas, ignoran las lecciones de las crisis históricas y abren la puerta a acentuar desigualdades que ya son graves”. Insisto, cuando suena el río, suena el río.

2. Intolerancia y Discriminación. “Viejos meados”, “burros”, “soretes”,” zurdos de mierda”, “maligno”, un abecedario de la destrucción del otro, de lo humano, eso es parte del lenguaje florido del candidato Milei. Vayamos, sin anestesia, a una situación de perversidad. Remontémonos un poco atrás en la historia. En la escena un estudio de televisión, con un grupo de invitados y más que un diálogo un monólogo encabezado por Milei. Un debate áspero entre Milei y Sol Pérez -una periodista de la televisión comercial-, descalificando a Sol Pérez por su desconocimiento de economía y de los autores que cita de memoria el candidato presidencial. Subiendo el tono, Sol Pérez le recrimina el reenvío de dos twetts. En ese programa de televisión se le exhortó a Milei a que se disculpara con Sol Pérez. El argumento de Milei es que ella no sabía nada de lo que hablaba, así como que él no era el creador del twitt. Atención, es claro que si alguien reenvía un twett es porque coincide o festeja su contenido. Reproduzcamos la elegancia del texto para dimensionar el tamaño de la ofensa: “Y si, ante semejante rotura de ano se tuvo que levantar a ponerse agua oxigenada…jajaja” (18/02/2019), festejaba el creador y, con su reenvío afirmaba, su reproductor (Milei). Otra “joya”: “Necesitamos más @JMilei para abrir mentes que son pocos porque chicas para mostrar el culo hay muchísimas” (de nuevo una mano creadora y otra que mece la cuna haciéndose el bobo, y reproduciendo el mensaje). La conductora del programa, ante la respuesta negativa de Milei, la no disculpa y la soberbia como medio de ahora sentirse el ofendido, comentó tajantemente: “No se retuitea una cosa tan desagradable contra una mujer”. Lo acabaron echando a Milei del programa. Van a decir que eso pasó antes de que estuviera claro el escenario como candidato a la presidencia. Sí, pero de que por sus ideas lo conoceréis, es más que elocuente.

Segunda llamada para decir: ¡Así no Milei!, así¡¡NO!!

3. Es importante señalar algunas razones, en este caso para alertar por lo que significa un voto para Milei. Sistemáticamente ataca un principio clave en la formulación democrática argentina: los Derechos Humanos. Lo hacen él, sus colegas e incluso, subrepticiamente, los medios de comunicación que lo alientan. Comentaba que quedó clara su filiación con la casta, destacando su lado autoritario, y de favorecer la sombra del autócrata. Desprecia la democracia. Se le

ha preguntado sobre si aprecia y respeta la democracia y guarda silencio, incluso mete la cuña al estilo Trump-Bolsonaro de alimentar la duda en el sistema electoral argentino: al ladrón, al ladrón, parece gritar. En tolerancia política está reprobado, aunque al promediar su calificación con su propensión a la violencia, allí obtiene altas notas, se equilibra.

Tercera llamada, comenzamos: Cuando el río suena, suena el río: Javier Milei: ¡¡NO!!


(Profesor UAM)

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