Para mi vieja Alice
“Es un buen tipo mi viejo, que anda solo y esperando, tiene la tristeza larga, de tanto venir andando”. No pensemos solamente en el padre de Piero (Mi viejo), el autor de esta canción y que dedica a su padre (los viejos en Argentina, en tono familiar, son los padres). Una canción muy conocida para los que venimos del siglo pasado. Pero en este caso, por la coyuntura reciente en donde destacó la represión hacia un grupo de jubilados y pensionados argentinos que se reúnen todos los miércoles para protestar por la degradación en sus condiciones de vida, pensemos en los viejos en general, en su historia larga de trabajo.
El vocero presidencial argentino, Manuel Adorni, justificó la represión al señalar que se puede “intentar que los que tiran piedras, empujan, golpean y roban se comporten un poco mejor”. Adentro, en sesión del poder legislativo, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se unía al discurso legitimador de la violencia estatal, al apuntar que en la acción disidente se apreciaba a "muchos jubilados jóvenes con las caras tapadas, todas esas cosas que se ven en manifestaciones de grupos extremistas de izquierda". Incluso se comenta que hubo policías heridos por las y los viejos, ¡no es broma! Regresemos a Piero, revisando los videos de la protesta de los viejos, porque quieren comer, pagar los gastos ordinarios, poder comprar medicamentos: “Viejo, mi querido viejo, ahora ya camina lerdo, cómo perdonando el viento. Yo soy tu sangre, mi viejo, soy tu silencio y tu tiempo”.
Lo que dejan ver los videos es que los que empujan y golpean, siguiendo un protocolo autoritario, son los miembros de las fuerzas del orden, no los viejos. Un detalle fuera de esto, para dudar de la versión oficial: hace muchos años, en estudios sobre movilidad urbana, se descubrió que la gente de más edad, al ser asaltada o violentada, por lo general no interponían demandas, por la preocupación de que los sujetos denunciados regresaran a los lugares donde habían cometido sus fechorías, y se toparan con la población envejecida, dada la movilidad reducida en círculos concéntricos limitados. Así, su radio de movimiento reducido, por su condición física frágil, se convertía en una variable objetiva para comprender su comportamiento (y su temor). Sobre los viejos golpeados, se trata de población que está exigiendo sus derechos, pero con pocas posibilidades de usar su fuerza, como quedó en evidencia, aunque siempre hay personas que son capaces de hacer de la mentira un acto cotidiano. Se entiende este maltrato en el que se relaciona a los jubilados y pensionados como miembros de la casta, por un lado, y como los “viejos meados” (un poquito despectiva la nominación), por otro, es decir, ni por asomo un poco de empatía, nada de “yo soy tu sangre, mi viejo. Soy tu silencio y tu tiempo”.
Esta política es producto de la mercantilización del sujeto, a la vez que trasluce hacia dónde va la acción de gobierno, favoreciendo las grandes billeteras (sus acuerdos con Marcos Galperin, uno de los empresarios más poderosos de Argentina, que por cierto vive en Uruguay huyendo del pago de impuestos). Recordemos que en el poder legislativo se planteó la necesidad de hacer un pálido aumento a los ingresos de los jubilados (con una amplia mayoría legislativa en ambas cámaras, en diputados y senadores), a lo que se opuso terminantemente el presidente argentino Javier Milei, con los argumentos de que los diputados y senadores bloquean su proyecto económico, a la vez de que padecen de disonancia cognitiva, de que "estas ratas no vuelven más”, formas de descalificación verbal muy cercanas a, mirando la historia, las expresiones nazis respecto a los judíos, los comunistas, los gitanos, los otros.
No está aislada esta política de la realización del III Encuentro Regional de Foro Madrid – Río de la Plata 2024, expresión de la derecha mundial y con fuerte presencia del partido español Vox. Allí, Santiago Abascal, dirigente de Vox, en su participación en el Encuentro Regional, celebró que primera vez “los buenos están unidos” contra “los malos”, y la consigna de reconquistar todos los espacios de libertad que “nos han arrebatado”. Pero aparte de esto, Abascal también se movió en la pasarela de los medios hegemónicos argentinos, como un guiño a la construcción del escenario. Y ya encarrerado Milei, en ese acto, señalaba: “Todavía hay degenerados en la Argentina que tienen nostalgia por la revolución bolivariana. Miremos a Brasil, donde la justicia adicta al poder petista ahora mismo está prohibiendo X, que no es otra cosa que la arena pública, donde los ciudadanos brasileños y del mundo pueden expresar su voz y expresar su disidencia, o sea, quieren prohibir el espacio donde los ciudadanos intercambian libremente sus ideas”. Elon Musk, ¿adalid de la democracia? Muy lejos de eso. Empero, se trata de una operación mundial. El candidato presidencial republicano Donald Trump señaló que de ganar la presidencia invitará a Musk a formar parte de su gobierno, en algún cargo ejecutivo o de asesor, lo que prefiera Musk (adiós al cabildeo, ya naturalizado en la acción política).
Golpes a los jubilados, apapachos a las grandes billeteras, alianzas para la editorialización de la política a escala mundial, y que en lo doméstico se expresa en notas que hablan de “incidentes”, no de represión; que señalan que "No fue una represión brutal, era mantener el orden", al lado de la vanidad sin límites: “Les duele que yo sea hoy uno de los dos políticos más relevantes del planeta Tierra. Uno es Donald Trump y el otro soy yo”. En este combo de los acontecimientos, agreguemos 52% de población argentina en pobreza, 18% de indigencia. El indicador más brutal de esta condición es, por un lado, el paisaje urbano de pobreza, e incrustado en este paisaje, la muerte de frío (y hambre y falta de atención médica y de políticas públicas y de humanismo y gestión). En el caso de la población que hace de la calle su lugar de habitación, no es una elección, aunque Milei lo vea como un acto de libertad, si eligen morir de frío, que se jodan.
Concluyamos que, en la revisión de los videos, ahora sí que retomando a un Piero con más edad (Coplas de mi país), señalaba que “Las cosas se cuentan solas, sólo hay que saber mirar”, y oír, y sentir; “¿Cómo contar lo que pasa Con mi gente y su pobreza?”, con los viejos y su tristeza larga. Los viejos están con su lucha poniendo en evidencia quiénes son los buenos y quiénes los malos”, “sólo hay que saber mirar”.
Profesor UAM