Sigo con una obsesión por el proceso de avance de la ultraderecha en el planeta, hoy concretamente con un chance de despuntar en Argentina.

1. En un artículo publicado recientemente en Prensa Obrera (órgano de información del Partido Obrero), se plantea que "es necesario distinguir entre la emergencia de un facho, como lo es Milei o Villarruel, y un régimen fascista", y que "en esta elección no se juega el triunfo o no del fascismo". Disminuyendo lo que para otras posiciones políticas y ciudadanas es realmente un peligro fascista, Prensa Obrera señala que para derrotar al fascismo deberían aplicar las organizaciones obreras “los métodos propios de los trabajadores".

Otra posición desde la izquierda es la que enarbola el partido Izquierda Socialista, entre otros, con el dirigente Rubén ‘Pollo’ Sobrero: “Sabemos que Massa no nos representa, pero lo que hay del otro lado es peor”, agregando que “Vamos a seguir siendo opositores, pero hoy la discusión es mucho más profunda porque del otro lado está el fascismo y eso está claro para nosotros”. Myriam Bregman (Partido de los Trabajadores Socialistas), que participó en el proceso electoral como candidata de la izquierda, reconoció en una entrevista que no eran lo mismo Milei que Massa, sin embargo la orientación a su militancia fue de votar en blanco, jamás a Milei, tomando distancia de la preocupación y sentir de una parte de la población argentina, por ejemplo, de Taty Almeyda, referente de lucha de las Madres de Plaza de Mayo, de que "A esta democracia que costó conseguir hay que cuidarla y apuntalarla, pero también exigirle". No se trata de bajar los brazos, sí de poner un valladar a la parte más oscura de la política argentina.

2. En lo personal, creo que el argumento de que hay riesgos de la llegada del fascismo a la presidencia en Argentina es un peligro real, y hay señales claras: Victoria Villarruel, la compañera de fórmula de Milei, señalando que la ex ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), ayer centro de tortura y ahora espacio para la memoria –no para el festejo y el disfrute de la población argentina-, olvidando que fue un centro macro de tortura, en el presente declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO, es "el museo de la desmemoria", construyendo una narrativa para confundir y generar una escalada pro reconocimiento de los militares represores: "Creo que hay que hacer algo que sea integrador de todo el pueblo argentino, no solo de gente que está con subsidios, que sus organizaciones son bancadas, que tienen cargos públicos y que han manejado la historia como si fuera propiedad de ellos". Un segundo hecho al calor de la coyuntura es el argumento de que la Gendarmería metió las manos para impulsar la votación a favor de Massa, por lo que demandaban (porque ya se echaron para atrás al no presentar ninguna prueba, pero sembraron la duda, como preludio de acciones) de que la Gendarmería no se haga cargo de la vigilancia de los paquetes electorales, porque en la cadena de custodia cometieron ilícitos para favorecer al candidato de

Unión por la Patria (repito, argumento del que no se presentó ni una sola prueba). El correlato desde la argumentación de La Libertad Avanza (LLA): quien se debe hacer cargo de esta tarea son las fuerzas armadas, concretamente la Fuerza Aérea y la Armada, que son, desde LLA, “fuerzas honorables” (muy en la onda de poner calificativos: “fuerzas honorables”, “los argentinos de bien”, y del otro lado, los “zurdos de mierda”, “Mi misión es cagar a patadas en el culo a keynesianos y colectivistas hijos de puta”, sí, palabras de Milei ). Un tercer detalle de relieve, la propuesta de sacar a la Aduana del Ministerio de Economía y trasladarla a Defensa. Guiños por todos lados a la Fuerza Aérea, a la Marina a Defensa, hechos no menores si se pone en la trama de esta historia a V. Villarruel, defensora de la dictadura militar e integrante de la casta militar

No puede eludirse esto, forma parte de la política bisagra amarrando acuerdos, algunos abiertos, como este coqueteo, otros que no vemos, pero seguro existen.

3. Los organismos defensores de derechos humanos se encuentran en estado de alerta, razones las hay. El argumento de que gane quien gane estarán en la calle confrontando el apriete, puede ser. Pero no sería lo mismo estar con un gobierno de Milei que no le va a temblar el pulso para mandar a la caballería y a la gendarmería, y a quien fuera necesario, para reprimir a las y los trabajadores o a los organismos de defensores de los Derechos Humanos, que con un gobierno más proclive al diálogo y al entendimiento, menos a los golpes. Del otro lado no están solamente los jóvenes y su ímpetu, más allá de cómo se les evalúe, detrás de Milei, no para cuidarlo sino para ordenarle los pasos a seguir, están Mauricio Macri y la casta (ironías) y el peso de corporaciones poderosas. Y una lectura del quehacer estatal que realmente altera: “Entre la mafia y el Estado prefiero a la mafia. La mafia tiene códigos, la mafia cumple, la mafia no miente, la mafia compite”; inolvidable la joya, como la otra que erosiona la condición humana: “La venta de órganos es un mercado más”. Es decir, en el horizonte, la represión sujeta a las leyes del mercado.

No son lo mismo, por lo que no está de más sobreponerse al espanto y tomar partido por la democracia, “cuidarla”, “apuntalarla”, “exigirle", votar.

(Profesor UAM)

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