En el contexto del proceso electoral en Colombia, del que resultó electo G. Petro, en su momento el presidente A.M. López Obrador señaló que el pueblo colombiano tenía que ser muy cuidadoso en su votación. Frente a esto, J. Milei planteó que “Lo de López Obrador es verdaderamente patético, lamentable, repugnante”, porqué quién es él para para sugerir por quién votar, preguntaba. El presidente Milei, tan repetidor de partes de la Biblia, en el caso que vamos a referir del Nuevo Testamento, "ve la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio" (Perú, Chile, Bolivia, Colombia). Esta discusión atraviesa América Latina, vale señalar.
Sigamos deshojando margaritas del conflicto: “Es un halago que un ignorante como López Obrador hable mal de mí, me enaltece”, señaló J. Milei en entrevista con Andrés Oppenheimer (fragmento de una entrevista por transmitirse en su totalidad). La confrontación tiene un inicio, en el que López Obrador le dijo a Milei “facho conservador”. Ya realizadas las elecciones, devendría el “No comprendo cómo los argentinos votaron por alguien que desprecia al pueblo”. Ante esto, con tono adolescente, Milei va a afirmar que primero empezó López Obrador.
El encono y la obsesión (“yo estoy en el medio de sus sábanas”, experto en imágenes perversas, como la de que “el Estado es el pedófilo en el jardín de infantes, con los nenes encadenados y bañados en vaselina"; las palabras en el Colegio Copello, "El burro tiene éxito por insistidor, no por lo otro...", todo esto palabras textuales de Milei) tienen una historia larga. Antes de ser presidente de Argentina, bastante antes, en visita a México invitado por sus amigos y socios conservadores, en esa ocasión dijo: “Lo que hay que entender es que, cuando aparecen estos charros [se refiere a los militantes y simpatizantes del Movimiento de Regeneración Nacional/NE] resentidos, envidiosos, que yo los suelo llamar ‘el club de los penes cortos’ porque, básicamente ¿quién reclama por el pene promedio? ¡El que la tiene chiquita!”, festejaba Milei.
Con G. Petro también hay diferendos. Dirigiendo sus baterías, decía Milei que un socialista “es una basura” y “un excremento humano”. Ante esta actitud deslenguada, pero claramente estudiada por Milei, Petro hizo equivalentes las palabras de Milei al señalar: “esto decía Hitler”. De nuevo, con el argumento recurrente de Milei de que el otro comenzó antes –quien sea-, calificó a Petro de "asesino terrorista". Tan se mantiene en sus dichos Milei que la canciller argentina, Diana Mondino, primero afirmó que “no es una cuestión que tenga que escalar”; “es un tema de personas, no de Estados”, recalcando que habría que reflexionar en eso de pedir disculpas, pues “Petro efectivamente fue terrorista”. No es un incidente semántico, se trata de un argumento claro de la derecha argentina (y mundial), que ha instalado que los conflictos, p.ej., la última dictadura argentina, fue el producto de la confrontación de dos partes en igualdad de condiciones, con
la misma capacidad de daño (la teoría de los dos demonios). Para Milei, Petro personifica, extrapolando, a uno de los demonios, vaciando de contenido las condiciones históricas de cada país.
Sobre I. Lula da Silva (presidente de Brasil), para Milei es un “corrupto” y “comunista furioso”. Detrás están las diferencias por ejemplo respecto al Mercosur, la relación económica de Brasil con (los BRICS) Rusia, India, China, Sudáfrica, Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Etiopía (importante relación económica que desairó Milei, bajo sus argumentos pro-occidentales), así como las diferencias frente al conflicto Israel-Palestina, concretamente en Gaza, como un genocidio para el presidente brasileño (y para el que esto escribe), mientras que Milei pregona su cercanía con el gobierno de Israel y de Estados Unidos. Los ejemplos citados tienen repercusiones en las relaciones internacionales, es algo a lo que Milei no le preocupa, como no le preocupa las condiciones económicas del pueblo argentino, sí de las grandes corporaciones (vale traer a cuento que en diciembre de 2023, un hombre de 72 años falleció en la ciudad de La Plata por un infarto, cuando participaba en una protesta de rechazo al Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) anunciado por el presidente Milei, configurando una historia anunciada de un proceso en expansión).
El presidente Milei está en contra del adoctrinamiento en las escuelas y en los medios de difusión colectivos. Sin embargo, en la práctica sus acciones apuntan en otro sentido, pues ha señalado que asistirá en mayo/2024 a un evento con Santiago Abascal (Vox): con sus políticas aísla a su país, gasta del Estado para sus obsesiones, y adoctrina a franjas de la sociedad, su núcleo duro, que siguen apoyándolo. Es pertinente preguntar: ¿esta acción pública no significa meter su doctrina en la imagen como presidente y en la política exterior? Repetimos de nuevo, el presidente Milei "ve la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio".
Pero quizá lo que más preocupa es que Milei ha establecido una correspondencia con segmentos sociales específicos: los representantes de las grandes corporaciones, los hombres de las billeteras; por otro, destacamentos de jóvenes que señalan la ruptura con la clase política (la casta), que lo mismo son parte de los excluidos en la historia reciente, como de jóvenes que impulsan posturas de rasgos cercanos a la efebocracia –allí se encontraría parte de la explicación a las críticas hacia los viejos decadentes, “viejos meados”, al tratarse de inclinaciones políticas que se centran en temas que inciden directamente en su demografía, soslayando problemas importantes que afectan a grupos demográficos más amplios: jubilaciones, precariedad en ingresos en personas mayores con efectos directos en su canasta básica ordinaria, en la que destacan medicamentos, por ejemplo-. Esta desconexión con generaciones mayores (a los que se les estigmatiza como conservadores, inadaptados a cambios sociales y culturales y por ello, en uno de sus filones, parte de la casta, porque no acepta el cambio), es lo que podría estar relacionado con el festejo frente a los “viejos meados”.
Regreso al argumento, del efecto social de Milei: existe una correspondencia entre el liderazgo de Milei y parte del basamento social enunciado, como expresión de formaciones sociales que han contribuido en su sedimentación. Parafraseando el refrán mexicano, “la culpa no es de Milei (no solamente), sino de los que lo hicieron compadre” (los medios de difusión hegemónicos, las corporaciones, parte de la burguesía argentina, la más consolidada; la oligarquía rural; segmentos sociales empobrecidos y desencantados, segmentos sociales en los que predomina el odio, la cultura antiperonista; la aportación de los errores y vacilaciones de los que ahora son oposición, como repertorio complejo a revisar). Argentina, como cabeza de playa del experimento neoconservador
(Profesor UAM)