A la memoria de Margarita Favela (UNAM)
1. Una parte de la discusión en Argentina, como laboratorio social central de la nueva derecha, apunta hacia los rasgos de la personalidad del presidente Javier Milei. Sin que sea el resultado de trabajo clínico, se sugiere que padece del síndrome de Hubris, lo que propicia conductas desmedidas, para nada moderadas, sustentadas en un ego concentrado, para el que el poder es el combustible. Bajo esta mirada, podemos hacer una lectura comprensiva de lo planteado por Milei: “Muchos criticaron mi viaje al Foro de Davos, pero fue importante. Mirá el impacto que tuvo en Europa y cómo se dieron vuelta las elecciones”, señaló en entrevista Milei en televisión (TN).
Los gritos, groserías, descalificaciones forman parte del combo ordinario en la escenografía construida por Milei y su equipo. Sus destinatarios son diversos: periodistas, activistas e, insisto, sin límites, a presidentes de distintos países. Por ejemplo, su encono hacia el presidente español, Pedro Sánchez, tuvo como correlato la desactivación de agendas con el canciller alemán, Olaf Scholz, por las declaraciones de Milei hacia el presidente español, calificadas como “falta de gusto”. A este filón de bronca diplomática se suma que el Rey Felipe VI no se reunirá con Milei, que había solicitado audiencia para reunirse con el monarca. Primó la institucionalidad, se interpreta.
Pero para fortalecer el ego, es decir, en aras de mantener la balanza de la desmesura, Milei recibirá en España y en Alemania reconocimientos, del Instituto Juan de Mariana dada la “defensa ejemplar de las ideas de la libertad” (España) y la medalla Hayek (Alemania), por los logros como “reformador”. Ambos reconocimientos estaban ya programados, pero se dan en el marco de días intensos en el que más de treinta personas (comerciantes ambulantes, docentes, estudiantes, fotógrafos) fueron detenidos y enviados a prisiones bajo cargos de actividades terroristas y de planear un golpe de Estado (nada más y nada menos, así de terrible fue el comunicado oficial de la presidencia), compartiendo el espacio carcelario con criminales, narcos, gente de temer. La gran mayoría ya fue liberada, al no encontrarse evidencia de su participación terrorista ni de orquestar un golpe de Estado. En México está nuestra expresión popular de “farol de la calle, oscuridad de su casa”, creo que es muy ad hoc para lo que estamos hablando. O para decirlo con las palabras de Mario Benedetti, el poeta uruguayo, “ustedes duros con nuestra gente, porqué con otros son tan serviles”.
2. Atendamos un segundo aspecto del experimento, acercándonos a una declaración del presidente argentino: “Amo ser el topo dentro del Estado, yo soy el que destruye el Estado desde adentro”. Y en su regocijo, expresa que “Es como estar infiltrado en las filas enemigas, la reforma del Estado la tiene que hacer alguien que odie el Estado y yo odio tanto al Estado que estoy dispuesto a soportar todo este tipo de mentiras, calumnias, injurias, tanto sobre mi persona como mis seres más queridos, que son mi hermana y mis perros y mis padres con tal de destruir al Estado”.
Estas señalizaciones no son nuevas, sí desde donde se ubican. Nos recuerda Emir Sader (El nuevo topo, Los caminos de la izquierda latinoamericana, 2009), que “La expresión ‘viejo topo’ fue consagrada por Marx en El 18 Brumario de Luis Bonaparte, luego de describir cómo el enfrentamiento de clases en Francia parecía desembocar en una especie de empate en la derrota […] Pero la revolución es radical. Todavía está transitando por el purgatorio. Ejecuta metódicamente su tarea […]. Y cuando haya concluido esa segunda mitad de su trabajo preliminar, Europa se levantará de un salto y exclamará exultante: ¡hermoso trabajo, mi viejo topo!”. Pero antes de Marx, “Shakespeare ya se había referido al animalito en Hamlet, ‘Bien dicho, viejo topo. ¡Trabajas tan de prisa en el seno de la tierra'. Eres un verdadero saboteador".
3. Milei plantea su arribo a la política, a la que desdeña, como esa tarea subterránea. Esto es en parte cierto, por las franjas sociales que le acompañaron y aún permanecen, parcialmente con Milei; pero al mismo tiempo lo visible, y es lo que destaca, es que Milei para nada es un topo, es el producto labrado cuidadosamente, por un lado, por los medios hegemónicos y, por otro, por las corporaciones y fundaciones. En el primer caso, nos recuerda uno de los biógrafos de Milei que “La consultora Ejes midió la presencia en la televisión de los economistas en aquel año, y la ventaja de Milei era asombrosa: estaba primero con 235 entrevistas y 193.547 segundos al aire, casi cincuenta mil segundos arriba del que iba segundo. Por esa época apareció por primera vez en la histórica encuesta de la revista Noticias sobre “los 100 argentinos más influyentes” (González, 2023).
En lo segundo, dado como decía Joel Bleifuss (1998), que “Las grandes empresas no pueden votar, colocando una boleta dentro de una urna; votan con sus billeteras”, el peso de las corporaciones económicas y las fundaciones (laboratorios de idas) es decisivo: la Fundación Mediterránea, grandes empresas como Agrometal, Arauco, Brokers, Coca Cola Andina, Lotería de Córdoba, Pan American Energy, Derecha Diario, medio conservador aliado de Eduardo Bolsonaro (sí, el hijo del ex presidente brasileño, que alentó las actitudes golpistas en Brasil, país del que salió en tiempos recientes más de un centenar de acusados de golpistas y que han encontrado cobijo, hasta ahora, en Argentina, entrando a ese país de manera ilegal -en cajuelas de automóviles, con papeles falsos-, por mencionar algunas).
Esto viene a cuento pues el analista Alejandro Bercovich (La ley de la selva, 11/06/2024), comparando el primer trimestre de 2023 frente al primer trimestre de 2024, destacando las ganancias de las grandes empresas, encuentra lo siguiente, que ilustra procesos de transferencia del trabajo al capital: Molinos y Arcor triplicaron ganancias; Edesur, cuadruplicó ganancias; Central Puerto, quintuplicó ganancias; Tecpetrol, de Techint, quintuplicó ganancias, los Bancos Galicia y Santander, el primero cuadruplicó, en tanto el segundo duplicó ganancias), mientras que las pérdidas de los trabajadores en el trimestre de 2024 fue, sumando a los trabajadores de empresas privadas (cada trabajador perdió 340 mil pesos), del sector público (cada trabajador perdió 765 mil pesos) y de los jubilados (cada jubilado perdió casi 300 mil pesos), la transferencia del trabajo al capital alcanzó la suma de 7 billones 800 mil millones de pesos).
Desde este ángulo, en la mezcla quizá hay algo síndrome de Hubris, a la par de que es difícil sostener lo del topo que sorprende, del mesías iluminado o del dueño de los escenarios. Pero lo cristalino, lo que está en juego, es un modelo económico que le pega directamente al trabajo, tarea que se sostiene en la subordinación política. No es ajeno el despliegue del terror para generar miedo. Hasta el momento en que esto se escribe, hay cinco detenidos por manifestar sus diferencias frente a las políticas gubernamentales, en el país de un presidente que va a recibir -ironías aparte-, en España, un reconocimiento por la “defensa ejemplar de las ideas de la libertad”. Así, el experimento despliega operaciones para la construcción social de subordinación política amplia, la que hace bisagra con la intención de desarticular las organizaciones de los trabajadores.
(Profesor UAM)