El miércoles 13 de noviembre, en la Sala del Consejo de la División de Ciencias Sociales y Humanidades, festejando el medio siglo de la Universidad Autónoma Metropolitana, y los 40 años de la fundación de la revista El Cotidiano, se presentó el número 242, correspondiente a noviembre 2023-febrero 2024. El número citado tiene como título: “Pensar la economía social y solidaria. Construcción de alternativas frente a la hegemonía del capital”.
En el conjunto de los artículos presentados en la revista (10 artículos) se cumplen ambos objetivos articulados: pensar la economía social y solidaria, por un lado, y por otro, se aprecia el eje transversal de construcción de alternativas frente a la hegemonía del capital.
Antonio Mendoza, colega de la UAM Iztapalapa, en una emotiva exposición, en la que destacaba la huella de la revista en su formación como estudiante, anotaba: “Hoy se cumplen 40 años de la publicación del El Cotidiano con el número 242. Fue en 1984 cuando se publicó el número 0. El Cotidiano es una Revista Académica y de Investigación que nació de la iniciativa de profesores – investigadores de los departamentos de Economía y de Administración de la UAM – Azcapotzalco. Fueron Rosa Albina Garavito, Augusto Bolívar y Edmundo Jacobo Medina quienes bautizaron a la Revista de acuerdo al método que deseaban destacar: el seguimiento de la realidad mexicana. El Cotidiano evoca el diario vivir. La vida diaria, cotidiana llena de acontecimientos y actitudes del mundo real.
Se trata de un enfoque metodológico del análisis de la coyuntura, del presente. Deseaban destacar la historia del presente de los comportamientos económicos, políticos, sociales y culturales para entender el mundo social que nos toco vivir. Señalaban que de coyuntura a coyuntura se establece un periodo y la posibilidad de analizar la historia de lo contemporáneo. Así se pueden establecer las coyunturas de 1984 – 1990 – 1994 – 1998 – 2001 – 2009 y las recientes 2018 – 2024”. Una revista de necesaria consulta para el trabajo académico, remataba Mendoza.
En la cita académica, y el festejo, apuntábamos que la presentación de los trabajos va desde discusiones más generales a la exposición de problemáticas y estudios de caso concretos. No repetimos lo enunciado en la Presentación de la revista, dejamos el link invitando a su acercamiento y lectura (https://elcotidianoenlinea.azc.uam.mx/index.php/numeros/numeros-completos/numeros-completos/cotidiano-no-242).
Me concentro en la jornada del 13 de noviembre. Allí, Susana García Jiménez señala que el número en cuestión se propone transitar hacia una economía más justa, donde la producción de valores de uso esté por encima de los valores de cambio. Bajo esta lógica, la economía social y solidaria (ESS) funciona bajo valores distintos a los del mercado, supera por mucho la idea de en un sujeto atomizado, calculador y competitivo. En el artículo elaborado por Carlos Juan Núñez (actual director de El Cotidiano) y Susana García Jiménez (“Apuntes para una perspectiva decolonial de la economía social y solidaria. Acercamiento a la economía popular”), los autores esbozan “una provocación respecto a lo que consideramos debería denominarse economía popular; para ello retomamos la crítica a los conceptos de progreso, desarrollo y desarrollo sostenible, cuyo discurso ha generado prácticas políticas, económicas y sociales que buscan, mantener la tasa de ganancia obviando o incorporando a su lógica de acumulación una serie de problemáticas que parecen irresolubles o que se trivializan a la luz de los discursos del desarrollo y desarrollo sostenible, como son la desigualdad, el despojo, el racismo, el clasismo, la exclusión, los desplazamientos; el desarrollo geográfico desigual y la acumulación por desposesión (en palabras de David Harvey), etcétera […] Bajo esta lógica retomamos la crítica a la modernidad que elabora el filósofo Enrique Dussel, que desde un enfoque decolonial, permite ver que las problemáticas antes mencionadas tendrán un origen moderno, es decir nacen con el nacimiento de la modernidad, con los procesos de conquista, despojo, genocidio, racismo, etcétera. Será ahí donde podemos ubicar la primera cosificación del sujeto”. Entre otras expresiones sociales a considerar, destacan “el buen vivir, el vivir sabroso o como el EZLN que busca un mundo donde quepan muchos mundos”.
Carlos Juan Núñez complementando lo apuntado, señala que “La economía social debe de ser completamente Decolonial, partir de conceptos como pueblo, trabajo vivo, comunidad de vida, otredad y verdad práctica. Propongo ellos desde una perspectiva que Enrique Dussel fue construyendo en sus distintas obras. La verdad práctica nos sirve para evaluar la racionalidad de toda institución, ley, norma, acción o decisión que se tome. Se evalúa la racionalidad teniendo como criterio de racionalidad la producción, reproducción y crecimiento de la vida humana en comunidad y de los ecosistemas. Si la decisión, acción, norma, ley, institución atenta contra la vida, entonces no es verdadera y no debe hacerse. Tal sería el caso de la producción en sentido capitalista, ello en su sentido más amplio. Por ello la economía social se plantearía como un proyecto alternativo al capitalismo. Se necesita apostar por nuevas formas de racionalidad”.
Paty Couturier, por su parte, subraya lo que buscaba en su colaboración ("Desde la red: visibilizando y gestionando la Economía Social y Solidaria"): presentar brevemente la forma en que se ha desarrollado el proceso de fortalecimiento de la Economía Social y Solidaria (ESS) en México, partiendo de una iniciativa al interior de la Universidad Autónoma Metropolitana, mediante la identificación y análisis de los actores y las acciones emprendidas en los últimos años para destacar elementos que requieran ser fortalecidos. Para este mapeo y para crecer, se impone el trabajo en red, que “nos ha permitido identificar y juntar a personas, organizaciones, regiones y estados, que cumplen un papel cada vez más importante dentro del planteamiento de un modelo económico diferente, el de la Economía Social y Solidaria”, reflexionando sobre distintos ejes de tensión: el Imperialismo y la Globalización; el papel de la reciprocidad y el autogobierno “que respeta a la naturaleza y busca reducir la explotación”; la significación de la Convivencia Social y No Agresión. Y un aspecto central, la Toma de Decisiones y Autonomía.
Rompiendo la tradición de El Cotidiano de pensar la coyuntura mexicana, en este número, dada la exigencia de comprender la economía social y solidaria como un proceso que desborda fronteras nacionales, se presentan tres abordajes de nuestra América Latina y el Caribe: la experiencia del cooperativismo en Cuba, el relieve de las fábricas recuperadas en Argentina y la experiencia colombiana, con particular atención en la educación en economía social y solidaria.
Al comenzar su contribución, A. Ruggeri apunta que “la autogestión es un proceso fáctico, existente y generado por la clase trabajadora en el curso de sus luchas y fruto de su capacidad de organización, pero también en respuesta a las necesidades de recuperar y crear trabajo, y asegurar condiciones mínimas de subsistencia en el contexto cada vez más regresivo generado por la hegemonía del neoliberalismo global”. Metiendo carne a este argumento, comentábamos que hablar del régimen del capital implica referirse a la explotación, la dominación y la anulación de la personalidad. Que los trabajadores, en los procesos de autogestión (cambios en los procesos de trabajo, redefinición de las jerarquías, nuevas formas de construcción del consenso social, entre otras), de tomar en sus manos las riendas del destino de unidades productivas, en la actividad humana práctica implica pensar al revés, pensar a la sociedad sobre el mercado (recuperando a J.L. Coraggio), mejor aún, reconocer que debajo de la gorra del obrero no está el cerebro del patrón, como enunciaba Montgomery, sino el cerebro en tensión del obrero.
Frente al quebradero de huesos que el capital genera en la acción dilapidadora de la vida, involucionando lo civilizatorio, retomando la reflexión de M. Mead, a que aludíamos en pasada colaboración, de lo que la antropóloga estadounidense reconoce como el primer signo de civilización en una cultura antigua, refiriéndose a un fémur atendido por una fractura, como demostración civilizatoria, de cuidado, de atención, una de las posibilidades de encontrar consuelo y apoyo como acción civilizatoria, se encuentra en la economía social y solidaria. Frente a la lógica implacable del capital (el ascenso del conservadurismo encarnado en D. Trump y E. Musk, y en su versión latinoamericana en la Fundación Faro, plataforma de la derecha argentina más recalcitrante (ubican a las Madres de plaza de Mayo como unas “viejas de mierda”, “viejas hijas de de puta” que maleducaron a sus hijos, los que se convirtieron en asesinos -reivindicado la narrativa dominante en el gobierno militar del “por algo será”). Promoviendo esta Fundación, en mira las elecciones intermedias del próximo año, se organizó una cena para recaudar fondos. En la recaudación, los empresarios pagaron el cubierto -recaudación- de la cena por 25 mil dólares (en pesos mexicanos, redondeando, 500 mil pesos la cena). Esa salida de dinero de las billeteras del gran capital la ven como una inversión (¿Qué está en juego? ¿qué promesas y compromisos se tejieron entre mordida y mordida?
Frente a esta provocación de reinterpretar la historia a su modo, es decir, a favor del conservadurismo, la economía social y solidaria es una, entre otras, acción civilizatoria. Los manteles largos por el triunfo de Trump (con el apoyo de Musk), y de la Fundación Faro en un convivio que tiene por objeto ensanchar el control social y el engrosamiento de las billeteras corporativas. Los manteles largos por los 50 años de la UAM (y su trabajo decidido en la docencia en licenciaturas y en posgrados, en la investigación y la difusión de la cultura) y los 40 de El Cotidiano, llegan a esa edad con el compromiso con la sociedad y las tareas civilizatorias. Para El Cotidiano, necesario visibilizar la “construcción de alternativas frente a la hegemonía del capital”. Razones y costos distintos en los festejos.
Profesor UAM