Tiempos difíciles estos que vivimos. Los sectores económicos concentrados, en la mayoría de los países donde pongamos el índice, juegan un papel central en la definición política, en la vida democrática en particular. Por ello, como planteaba Joel Bleifuss (1998), “Las grandes empresas no pueden votar, colocando una boleta dentro de una urna; votan con sus billeteras”. Más cercano en el tiempo, en Política, dinero y poder. Un dilema para las democracias de las Américas (OEA y FCE, 2011), se señala que “La concentración del dinero produce concentración de poder. No se trata del dinero en abstracto, sino de los intereses que representa el dinero. Esos intereses pueden y a menudo logran pesar más que la expresión de la voluntad popular”.

En esta anatomía política del peso de las corporaciones (con nexos en grupos expertos en cabildeo), en el caso argentino detrás de la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, está la Fundación Mediterránea (catalogada como laboratorio de ideas), que a su vez es posicionada estratégicamente por poderosos grupos económicos. Simplemente reproduzco lo que aparece en la prensa argentina y en la propia página de la Fundación, destacando las siguientes empresas y grupos: Agrometal, Arauco, Brokers (Comunicación estratégica), Coca Cola Andina, Lotería de Córdoba, Pan American Energy, Crucero del Norte, Holcim, Maxion Montich (Chasis y componentes automotrices), entre los principales. En la Fundación Mediterránea participa activamente el economista Carlos Melconian (con un paso fugaz como presidente del Banco de la Nación Argentina con Mauricio Macri), que en caso de que la fuerza política que ahora representa ganara las elecciones, ocuparía el Ministerio de Economía. Así como en los equipos de futbol, las camisetas tienen los logos de los patrocinadores (sponsor ahora es más común, globalización mediante), en las presentaciones políticas aparecen en movimiento los grupos empresariales que patrocinan a la organización política. No es nada nuevo, ahora es totalmente evidente, como un factor de presión, no solamente ejercicio de mercadotecnia. Tornan frágil la democracia, más allá del argumento de que cada empresario es un voto –cierto y no tanto-.

No se aparta lo anterior de la acción principal de los grupos de lobby, insistimos en el documento de Política, dinero y poder, de cómo la acción estratégicamente diseñada del cabildeo “logra, frecuentemente, llevar ciertas políticas a favorecer intereses de sectores económicos concentrados” (2011). Como parte de esta recomposición de la escena política, Mauricio Macri llevó Patricia Bullrich al escenario del principal foro de la derecha regional, los encuentro de la Fundación Libertad (Página 12, 22/09/2023).

Es pertinente no olvidar lo apuntado por David Korten, de las razones intencionalmente dirigidas de los grupos de lobby, de los expertos en cabildeo: “La única razón de su existencia es convencer al público que el interés empresarial es el interés público”.

Javier Milei (de La Libertad Avanza) dice que es rock star, pero no canta mal las rancheras en lo que a apoyo de fundaciones y grupos económicos se refiere. Durante un buen tiempo, se narra en el libro de El loco La vida desconocida de

Javier Milei y su irrupción en la política argentina, de Juan Luis González (2023), hubo un espaldarazo del importante empresario Eduardo Eurnekian a Milei. Recientemente se produjo un distanciamiento claro por parte de Eurnekian, al apoyar a Bullrich, en un evento que congregó a importantes empresarios, en donde de nueva cuenta aparecieron los nombres de las patrocinadoras. Con Milei destaca la Fundación Libertad y Progreso, la UCEMA (por cierto fundada por funcionarios del menemismo, por lo que el argumento de ir contra la casta es parte del maquillaje político). Derecha Diario, medio conservador aliado de Eduardo Bolsonaro (sí, el hijo del ex presidente brasileño, el de la metralleta –bueno, Milei es el de la motosierra, tal para cual-), Supermercado la Anónima –paradoja porque ha perdido el anonimato al hacer campaña al lado de Milei-, Franquimar S.A., y Smart Commerce S.A., y Dulkord. S.A., entre otras.

No hay sorpresas. Bullrich no está sola, ha sido acompañada en su aventura política desde hace mucho tiempo, y desde el 2006 amparada por El Instituto de Estudios Estratégicos de Seguridad (IEES), antes IDEAR, con la tarea de ser una fábrica de políticas (muy criticada la fundación por la opacidad en que se mueve y con hechos políticos lamentables, como haber borrado los celulares en sus instalaciones de gente indirectamente asociada al intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner). Milei tampoco está solo, lo posicionó Eurnekian y los medios hegemónicos, que lo entrevistaron sin límites y sin preguntas incómodas durante mucho tiempo: un modelo armado a modo de los intereses de la casta y de las billeteras.

Jugando en estas ligas mayores están parte de la burguesía nacional, destacando los grupos Arcor, Ledesma, Madanes, Pérez Companc, Techint, Urquía y Vicentín. No dan pasos en falso, están en el juego. El dinero interviene en la política. No votan las billeteras, pero pueden generar sentido. Un poco de atención en los medios y en las redes, y en la editorialización cotidiana de la información política, da la pauta para pensar que todo está vinculado en esta acción de correr los bordes de la democracia.

(Profesor UAM)

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