México y Centroamérica enfrentan un nuevo fenómeno migratorio, ya sea como países de origen, de tránsito, de destino o de retorno o, en algunos casos, por una combinación de estos factores.
Cada año, México recibe miles de migrantes provenientes de Centroamérica y otras regiones del mundo. La gran mayoría de ellos transitan de forma regular, pero un gran número de ellos, entre quienes se encuentran personas que requieren de protección y asistencia especializada, se ven forzados a hacerlo de manera indocumentada.
El perfil de la población migrante ha cambiado. El flujo tradicionalmente masculino, se ha venido feminizando, lo que ha dado lugar a una creciente llegada de niñas, niños y adolescentes, y a un mayor peso de las familias dentro del universo de solicitantes de protección internacional.
En los últimos tres años, México ha recibido más de 110 mil solicitudes de refugio. En seis años, el número de solicitantes de refugio creció, pasando de 2 mil 137 solicitantes en 2014, a 66 mil 917 personas a noviembre de 2019, lo que representa un incremento de más de tres mil por ciento. La tasa de reconocimiento de personas que solicitan la condición de refugiado es una de las más altas del mundo: 87 por ciento; lo que ha permitido acreditar a más de 25 mil personas como residentes permanentes en México.
Para este año, las mujeres representan el 44 por ciento de los solicitantes, mientras que las niñas, niños y adolescentes, incluidos los no acompañados, sumaron más el 30 por ciento del total. Así, las mujeres y menores de ambos sexos, suman más del 74 por ciento de los solicitantes de refugio.
Las nacionalidades que mayor número de solicitudes han presentado son: Honduras, El Salvador, Cuba, Venezuela y Haití, aunque se tiene registro de solicitantes de 57 nacionalidades extracontinentales de África, Asía y Europa.
Ante esta situación se han promovido acciones para favorecer la integración de las personas refugiadas y para combatir la xenofobia y la discriminación: la expedición de la Clave Única de Registro de Población acerca de 44 mil solicitantes de refugio, para garantizar su acceso a los programas sociales, el ingreso al sistema educativo y la revalidación de estudios, acceso a servicios financieros, a la salud y oportunidades de empleo al ocupar 4 mil 771 plazas dentro del Programa de Integración Laboral promovido por la oficina del Acnur.
A éstos se sumarán los compromisos asumidos en el Foro Global sobre Refugiados convocado la semana pasada por el Acnur:
Fortalecer el Marco Integral Regional de Protección y Soluciones, con Belice, Guatemala, Honduras, El Salvador y Panamá, para la implementación del Pacto Mundial sobre Refugiados en la región; aumentar las capacidades institucionales para brindar protección y hacer eficientes los procesos de resolución de casos, con apego a los estándares internacionales.
Promover la inclusión socioeconómica de las personas refugiadas, así como las iniciativas en las comunidades de acogida para prevenir y eliminar la xenofobia y la discriminación, impulsando la tolerancia y la convivencia pacífica.
Atender el derecho a la identidad de las personas apátridas, para lo cual se analizará el posible retiro de reservas a la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas de 1954 y la adhesión a la Convención para reducir los casos de Apatridia de 1961, y brindar refugio a un número cada vez mayor de mujeres, disminuyendo los riesgos a los que están expuestas, promoviendo su autonomía y empoderamiento económico, protegiendo a las mujeres y las niñas de la discriminación, los abusos y violaciones a sus derechos por razón de género.
Fiel a su tradición humanista en materia de asilo y refugio, México reiteró su compromiso con los principios fundamentales del refugio: no devolución, no criminalización por ingreso indocumentado, no discriminación, el respeto al interés superior de la niñez y la unidad familiar, y el pleno respeto de los derechos humanos de todas las personas, sin dejar a nadie atrás, a nadie afuera.
Subsecretario de Derechos Humanos,
Población y Migración