La maternidad es un derecho y no una obligación. Este 10 de mayo, es importante reflexionar sobre el derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad y las implicaciones en el desarrollo de las niñas, adolescentes y mujeres en todas las dimensiones de su vida.
Dentro de los países de la OCDE, México continúa ocupando el primer lugar en embarazo adolescente, y más delicado aún es la persistencia del embarazo infantil de niñas entre 10 y 14 años de edad, quienes, de acuerdo con datos del INEGI de 2020, registraron 8,876 nacimientos. La misma fuente señala que el 66.9% de las madres en México son menores de 30 años al momento del nacimiento de sus hijos, y, de estas, el 14.2% se encuentran entre los 15 y 19 años.
Nueve estados concentran el 98% de las niñas madres: Chiapas, Veracruz, Puebla, Guerrero, Estado de México, Baja California, Nayarit, Chihuahua y Nuevo León. El mayor número de éstas se encuentra entre los 13 y 14 años.
La mayor parte de estos embarazos, sobre todo en niñas, tiene un carácter de violencia sexual y de complicidad familiar ante estas violencias, lo que impide la denuncia, escala la violencia de género y obliga a las niñas y adolescentes a seguir con el embarazo no deseado, lo que convierte la maternidad en un asunto forzado, impuesto por una cultura patriarcal que impide el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, estigmatiza la maternidad convirtiéndola en una carga moral, social y económica para ellas.
La maternidad temprana impacta en la calidad de vida para las niñas y adolescentes y en la falta de oportunidades para su desarrollo personal. Esto se expresa en su nivel educativo. El 76% de las madres no supera el nivel medio superior. Entre ellas 568,432 (34.9%) cuentan con secundaria; 405,969 (24.9%) con preparatoria; 231,607 (14.2%) con algún grado de primaria y 32,389 (2%) manifestaron no tener escolaridad. De las mujeres que cursan el nivel medio superior el 16% desertaron desde su embarazo, en contraste sólo el 2% de los hombres abandona sus estudios por paternidad.
Al momento del registro del nacimiento, el 52.0% de las madres se encontraban en unión libre, 27.3% estaban casadas y 12.5% manifestaron ser solteras.
Si bien durante el último medio siglo se ha logrado una disminución de un poco más del 50% en la tasa de fecundidad de niñas y adolescentes el problema persiste, pues de 134 nacimientos por cada mil mujeres menores de 19 años en 1970, pasó en 2021 a 67 por cada mil mujeres. Lo que pudo haber registrado mayores avances si las políticas públicas de la primera década de este siglo no se hubieran estancado en tendencia conservadora.
Corresponde al Estado, a las familias y a la sociedad, garantizar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. El derecho a decidir sobre sus cuerpos es pilar para el ejercicio de otros derechos y garantizar que toda maternidad sea deseada, libre, plena y feliz.
Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración.