Durante 2019, la evolución de la economía mexicana se caracterizó por una marcada desaceleración explicada en parte por la incertidumbre generada en torno a la política económica que ha instrumentado la actual administración. Ello se vio reflejado principalmente en una contracción tanto de la inversión privada como de la confianza empresarial.
En 2020, México continuará enfrentando un entorno relativamente desfavorable marcado por cierta incertidumbre en torno a las políticas públicas, la desaceleración de la demanda externa y un reducido dinamismo de la demanda interna.
Lo anterior implica que es probable que ese año el PIB de México presente un crecimiento de aproximadamente sólo 0.8%, si bien superior al incremento de 0.1% que posiblemente alcanzará en 2019.
El crecimiento de la economía mexicana en 2020 probablemente se sustentará en los siguientes factores: (1) Un crecimiento inercial marginal de 0.1 puntos porcentuales; (2) un reducido dinamismo del consumo privado, si bien podría contribuir con 0.4 puntos porcentuales al crecimiento económico; (3) una reactivación del gasto público, mismo que agregará alrededor de 0.5 puntos porcentuales al PIB; y (4) la persistencia de una cierta debilidad de la inversión privada, en parte explicada por incertidumbre en torno a las mismas perspectivas de crecimiento de la economía mexicana (referirse a la siguiente gráfica).
Crecimiento inercial
El crecimiento inercial de una economía se puede definir como un proceso de retroalimentación, en que el crecimiento actual constituye la base del crecimiento futuro, ya que los agentes económicos ajustan sus expectativas futuras considerando la evolución actual de la economía.
Demanda interna
Para 2020, es probable que la evolución del consumo privado agregue alrededor de 0.4 puntos porcentuales al crecimiento económico de México. En particular, el consumo privado registrará una modesta expansión motivada por la desaceleración que ha presentado el mercado laboral formal mexicano y que persistirá por buena parte del próximo año.
Un indicador relevante para evaluar la perspectiva de crecimiento de la economía mexicana en el corto plazo es la creación de empleos formales, ya que en los últimos 20 años dicha variable ha anticipado las expansiones y recesiones económicas. Así, tanto en México como en Estados Unidos la creación de empleos se utiliza como un indicador adelantado de los ciclos económicos, ya que anticipa la dinámica del consumo privado, rubro que en nuestro país representa alrededor de 70% del PIB.
Las cifras de 2019 del número de trabajadores asegurados en el IMSS no han sido alentadoras. La creación de empleos en los 12 meses que concluyeron en octubre de 2019 (últimas cifras publicadas a la fecha de entrega de este artículo) fue de 371 mil empleos. Dicha cifra se ubicó muy por debajo de la creación de 735 mil empleos observada en el mismo periodo de un año antes. De hecho, la generación de empleos registrada en los últimos 12 meses fue la más baja desde la crisis económica de 2009. El menor dinamismo del empleo formal registrado en la segunda mitad de 2019 y que persistirá en la primera mitad de 2020, desalentará el gasto de los hogares mexicanos.
No obstante, hay factores que podrían acotar el impacto negativo del menor dinamismo del mercado laboral sobre el consumo privado. Así, el crédito bancario otorgado al sector privado no financiero continuará apoyando el gasto de los hogares mexicanos. Por su parte, los moderados niveles de inflación probablemente también impulsarán al gasto interno. Asimismo, es probable que la evolución positiva del mercado laboral en EU continúe favoreciendo al ingreso de México por remesas familiares, lo que a su vez apoyará al gasto de consumo privado.
(La segunda parte se publicará la próxima semana).
Director de Analítica en Grupo Financiero Banorte. Las opiniones que se expresan son responsabilidad exclusiva del autor. Twitter: @alexcervantes