Con su poder mediático y militar global, Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte, tergiversando objetivos ajenos y ocultando los propios, forzaron la invasión rusa a Ucrania. Enviaron tropas a países vecinos, armas, material pesado y equipo de alta tecnología directo a Ucrania, simulando apoyo incondicional. Una trampa para Rusia: si invade pierde y si no, pierde más.
Después de 1991, la OTAN incorporó a Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, la República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Macedonia del Norte, Montenegro, Albania, Hungría, Rumania, Bulgaria. Recientemente, puso en lista de espera a Ucrania, Bosnia & Herzegovina y Georgia.
Putin insistió: Ucrania en la OTAN, riesgo inaceptable que llevaría a una confrontación devastadora. Alegando incumplimiento de los acuerdos de Minsk por el gobierno ucranio, desplegó su estrategia: reconoció la independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk , con un tercio de la población total, que es ruso-parlante; luego, desplegó una “operación militar especial”, para ocupar y/o destruir instalaciones militares de Ucrania, y habló de desmilitarizar y desnazificar al país, por eso llamó al ejército a deponer las armas y a su gobernante, Zelensky.
Ucrania, insisten desde la OTAN, tiene derecho soberano a su seguridad. Pero, ¿cuál soberanía? En 2013-14, se declaró insolvente de una deuda por 3 mil millones de dólares que aún tiene con Rusia y renegocia mediada por Alemania, sólo para caer en brazos de la “ayuda occidental” y de los créditos y exigencias del FMI.
Comprometió reducir el tamaño del sector público, especialmente la propiedad estatal en el sector bancario y privatizar la tenencia de la tierra. Ucrania tiene ¼ de la “tierra negra” fértil del planeta, es el mayor productor mundial de aceite de girasol y el 4° productor mundial de maíz. Así que una clave del conflicto está en el control de la producción de alimentos en Europa del Este.
Pero la disputa decisiva para EU es el mercado de gas de Europa: Rusia, abastece entre el 70% y el 100% de la demanda de gas de Estonia, Eslovaquia, Bulgaria, Croacia, Finlandia y Macedonia del Norte; entre el 45% y el 65% del gas que demandan Italia, Alemania, Grecia y Austria; entre el 25% y el 40% del gas que demandan Francia, Eslovenia, Hungría, Polonia y Lituania. Estratégico bloquear la entrada en operación del gasoducto Nord Stream 2, que afianzará la presencia rusa en el mercado de gas europeo y está aún pendiente de certificación por Alemania.
Este juego peligrosísimo de EU evidencia cinco objetivos: cerrar el cerco de OTAN sobre Rusia; disputarle el mercado energético europeo; castigar la invasión a Ucrania con sanciones comerciales, financieras y tecnológicas, que le agravarán debilidades; establecer una base de control propio sobre la producción y el mercado de alimentos en Europa del Este; y forzar a un distanciamiento estratégico entre Rusia y China.
Tras la vertiginosa respuesta rusa, la descomposición político-militar en Ucrania y el apoyo tácito de China a sus reclamos de seguridad, aunque se ven viables, las sanciones comerciales y financieras de EU son superables. Una paz global y duradera implica un riguroso control de armas nucleares, el derecho a la seguridad propia sin arriesgar la de otros, la colaboración global en la atención al cambio climático y las pandemias. Ucrania: una manzana envenenada. (Dedico este artículo a la memoria del camarada Antonio Vital Galicia).
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